Por Juan Sánchez Mendoza
Ciudad Victoria, Tamaulipas. – La fotografía en que aparecen los senadores Olga Patricia Sosa Ruiz, José Ramón Gómez Leal, Maki Esther Ortiz Domínguez y José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña, sigue dando mucho de qué hablar.
Y se han elucubrado al menos dos conjeturas:
1) Que la tampiqueña fue bajada del barco en se creyó futura capitana y por eso, desde hace días, ya no aparece en cubierta, por lo que se sumó a otra embarcación de dudosa monta; y
2) Que hay un acuerdo común entre los cuatro, para impulsar a uno de los tres legisladores tamaulipecos en la tempranera carrera sucesoria.
Sólo de esa forma puede explicarse el por qué decidieron ‘coincidir’ en un evento desarrollado en Reynosa, siendo que en el fondo no se toleran ni tienen amistad entre sí.
Por el contrario, cada que han podido, se han agredido con palabrería carretonera.
El interés común, por lo tanto, sería la candidatura gubernamental, aún lejana.
Pero los cuatro son tan astutos que desde ahora han empezado a tejer la madeja, sin obviamente contar con el permiso del alto mando de morena ni de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
Esta acción, como todas, tendrá una reacción.
Y es que operar en la penumbra una sucesión adelantada habla de su irresponsabilidad como legisladores, pese a que dos de ellos, Fernández y Ortiz, hayan arribado al Senado de la República por otras entidades.
Su quehacer legislativo es harto cuestionado.
Sin embargo, ellos se creen con méritos suficientes para relevar, en el cargo, al hombre que les ha tendido la mano políticamente, aun cuando no han hecho nada por Tamaulipas, salvo cuidar intereses de huachicoleros.
¿O acaso también negarían el fierro al que pertenecen?
Nos los creo tan imprudentes.
Como tampoco a otros servidores públicos incrustados en el gobierno, de su mismo equipo, aunque se dice que estos en breve causarían baja.