Por Juan Sánchez Mendoza
Ciudad Victoria, Tamaulipas. – Según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la inflación será del 3.5 por ciento al cierre de este 2025, estableciendo su proyección acorde al rango objetivo del Banco de México (Banxico), que es de 3 a 4%.
Sin embargo, la inflación se aceleró por octavo mes consecutivo, como divulga el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), escalando en septiembre próximo pasado al 4.23 por ciento y provocando el aumento a los precios de algunos productos y servicios.
Es preocupante el índice inflacionario interanual, pues, desde hace 24 años, el pueblo de México no había padecido la pulverización de su salario, como ahora, cuando el poder adquisitivo ha incrementado el número de pobres –a tal grado que somos el segundo país latinoamericano con más miseria–, aun cuando la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo insista en que del 2018 al 2024 disminuyó la pobreza.
Los beneficiados con los programas sociales del Gobierno Federal suman cerca de 25 millones (de los 130.12 que aquí cohabitamos). Pero el apoyo asignado no les alcanza para consumir lo indispensable; ni garantiza una alimentación nutricional de calidad.
Aun así, la señora presidenta sostiene que ‘primero son los pobres’ para justificar una política paternalista y dispendiosa en aras de mantener su popularidad; y la de Movimiento Regeneración Nacional (morena), mientras se incrementa la cifra de necesitados que sí producen y no están incluidos en los programas de Bienestar ya que, otrora, formaban parte de las clases emergentes –que dicho en otras palabras fueron clase medieros–, y en la actualidad integran parte de un enorme ejército abatido por la carestía y aumentos de precios a los 24 artículos que componen la canasta básica.
La información más reciente que la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) ha revelado, es que México añadió 3.8 millones de nuevos pobres ubicándose en 33.7 millones los que padecen la pobreza moderada en áreas urbanas; y en un 12.5% de la tasa poblacional los que habitan en zonas rurales.
Además, en pobreza extrema, se encuentran (a la fecha) 12.9 millones residentes en localidades urbanas y 13.9 millones moradores del campo.
ALZA DESCONTROLADA
Al cierre de diciembre próximo pasado, la inflación alcanzó el 4.21 por ciento, sin que el Gobierno Federal haya atinado a detener el aumento de precios, por errar en la regulación de cuando menos los productos de la canasta básica, la energía, los combustibles y tarifas por servicios diversos.
Y en casa hay quejas porque todo ha subido de precio drásticamente, lo que refiere la pulverización adquisitiva de nuestra moneda.
Al menos en los 24 productos de la canasta básica, que son: aceite de canola o maíz; arroz en grano; atún en lata; azúcar morena; bistec de res; cebolla; chile jalapeño; chuleta de puerco; frijol en grano; huevo de gallina blanco; jabón de tocador; jitomate; leche; limón; manzana; naranja; pan de caja; papa; papel higiénico; pasta para sopa; pollo entero; sardina en lata; tortilla de maíz y zanahoria.
Esto sin contar con otros artículos igualmente primordiales para que su familia se medio alimente, como es la calabaza, los nopales, el brócoli y ajo o la coliflor, entre muchos otros.
Y más se da cuenta, porque si en enero del año que cursamos con mil pesos cubría una despensa semanal, ahora no le alcanza ni con 1,600.
Y eso que el INEGI, dice que en promedio el incremento mensual ha sido del 0.54 por ciento.
Mentira, pues al aceite comestible prácticamente le doblaron su precio y al atún, ni se diga; al kilogramo de tortilla y pollo, al litro de leche también.
Así que considero prácticamente imposible que la inflación anual logre reducirse al 3 ó 4%, como lo pronostica el Banco de México y lo ha ofrecido la SHyCP.
Más cuando la recaudación de impuestos ha disminuido drásticamente por falta de inversión privada y la fuga de capitales.
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