Por Fernando Acuña Piñeiro

 

Técnicamente será un informe de tres meses, pero en los hechos se convertirá en una auto evaluación de tres años y medio del Gobierno cabecista en Tamaulipas. Cabeza tiene dos joyas que sin duda presumirá en el foro de su Cuarto Informe: avances en seguridad y las elevadas inversiones de grupos industriales.

Vive el gobernador Cabeza justo la cintura ecuatorial de su sexenio, una etapa en la cual regularmente los gobernantes se encuentran en su plenitud, a punto de cerrar cuatro años, en el ejercicio del poder. El quinto año será para decidir a su sucesor, y el sexto para salir por la puerta grande. Ese es el ideal de todo jefe político.

Analicemos el registro de este periodo en nuestro estado. Para empezar, diremos que toda esta etapa, que arranca en el 2016, justo con los vientos de cambio, no han sido fáciles para Cabeza, pues tenía enfrente una rifa de Tigre dientes de sable, con una entidad maltrecha por el tema de la inseguridad, y un Gobernador priista que lo que quería ya no era queso, sino salir de la ratonera.

¿Qué ha hecho CV con el tema de la inseguridad? Creo que en relación a su estrategia original, ha realizado cambios sobre la marcha, y si bien no se puede decir que haya erradicado de tajo este problema, sí se pueden ver tanto en materia de estadísticas (avaladas incluso por el Gobierno federal), como en la seguridad de las carreteras, donde se ha invertido en infraestructura. Es un hecho el incremento en el número de patrullajes estatales. No podemos regatearle al cabecismo estos avances. Como tampoco podemos decir que todo está resuelto, pues hace falta todavía mucha inversión social para resarcir el tejido ciudadano y de las familias, en pueblos y ciudades de la entidad.

A continuación les ofrecemos datos fríos, institucionales, que no tienen bandera ni partido:

De acuerdo con cifras divulgadas a finales del 2019, y avaladas por la Subsecretaría de Seguridad Pública federal, uno de los temas más lacerantes que se vieron mermados, desde finales del 2019, fue el secuestro, en más de un 72 por ciento.

El homicidio en un 22 por ciento, y la extorsión en un porcentaje menor, del 11 por ciento. El robo de coches bajó en un 28 por ciento y el narcomenudeo en un 15 por ciento. Obviamente que hay ciudades como Victoria y Reynosa donde los índices de violencia siguen siendo altos. Hay retos, todavía por hacer.

Si los avances que se han logrado en materia de seguridad los combinamos con un panismo fuerte, que, en el 2019 ganó por paliza el Congreso local, entonces el resultado es que Tamaulipas tiene en CV a un Gobernador fuerte, lo cual desde luego le está permitiendo controlar su propia sucesión sexenal, manteniendo quietos a sus principales aspirantes.

Pero también dichos índices de éxito le dan margen a Cabeza para explorar opciones relacionadas con la carrera por la sucesión presidencial, dentro de su partido, en el escenario nacional del panismo.

A continuación una pregunta que puede resultar clave, para efectos de visualizar el futuro político de Tamaulipas.

¿Cuáles son las posibilidades del cabecismo de hilvanar un segundo periodo de poder en el estado? Si ésta interrogante se hubiese formulado en el 2018, en plena efervescencia del triunfo obradorista, la respuesta hubiese sido cautelosa, e incluso a favor del morenismo.

Pero hoy, el escenario político nacional está cambiando notoriamente, ante el  evidente desgaste del poder que está viviendo el Gobierno de la 4T ante temas estructurales, como el de la inseguridad, o bien de carácter coyuntural, como la pandemia del coronavirus.

En consecuencia, las posibilidades de ganar primero en el 2021, y posteriormente en el 2022, para el PAN cabecista son elevadas.

Por otra parte, Cabeza es de los pocos que no se han echado para atrás en su postura política ante el régimen de la 4T. Esto se verá reflejado, sin duda, éste nueve de marzo, justo dos días después del Cuarto Informe de Gobierno, cuando se lleve a cabo la manifestación feminista ‘Un día sin mujeres’, y con la cual la marca Tam se ha mostrado abiertamente solidaria.

Conclusión: rumbo a su cuarto año de poder, Cabeza se ve fuerte y lo está. Éste poderío le permite disciplinar y mantener unidos a los grupos políticos sucesorios del cabecismo, por la gubernatura. Y finalmente, será en la elección federal del 2021 donde Cabeza y AMLO se volverán a ver las caras, después del Tsunami del 2018. El cabecismo no se puede dar el lujo de perder en el 2021, porque la dinámica de un triunfo o de una derrota incidirá en la lucha por el Gobierno tamaulipeco del 2022.

Hasta ahora, con un morenismo dividido y un Gobierno federal agobiado por problemas de orden nacional, la estrategia cabecista navega viento en popa. Habrá qué ver lo que sucede en el aún largo trayecto de éste 2020.

Por lo pronto hoy, a escasos cuatro días del Cuarto Informe del gobernador CV, el PAN cabecista le está sacando un paso adelante a sus adversarios políticos.