Reflexiones

 

 Por Eusebio Ruiz Ruiz

 

La persona, la familia, la escuela y la sociedad tienen urgencia de una verdadera educación integral que lleve al hombre y a la mujer a vivir en armonía.

Acciones, tendencias e ideologías nos pueden llevar por caminos errados. Por eso es tan importante un pueblo con educación.

Los feminicidios, el machismo, el feminismo, las marchas feministas, la marcha en el Día Internacional de la Mujer y el paro femenil, no nos deben llevar por senderos equivocados.

Más allá del feminismo y el machismo, lo invito a reflexionar en los siguientes diez puntos que le comparto.

1.- En México, cada día son asesinadas 100 personas. 90 son varones y 10 son mujeres. Cada dos días muere un niño mexicano, a manos de su madre y/o padre u otros familiares. Cada día desaparecen cuatro menores de edad, tres de ellos son asesinados. El gravísimo problema del feminicidio es una parte de una problemática mucho mayor: se ha perdido el valor, el sabor, el respeto y el sentido de la vida. Hombres y mujeres se matan entre sí. El ser humano se ha convertido en un destructor de sí mismo, que tiene afán por la guerra y fustiga la paz.

2.- Cuidado con la corriente que lleva a ver a uno de los dos sexos como criminal y al otro como víctima. No debemos olvidar que en un asesinato no siempre están involucrados sólo varones o únicamente mujeres. En muchos casos participan personas de ambos sexos.

3.- Protestar civilizadamente en contra del feminicidio es correcto, inteligente y valiente. La mujer tiene todo el derecho de protestar, ser más activa y participativa, su opinión cuenta, y adquiere mayor fuerza cuando está respaldada por el respeto y la autoridad moral que se han ganado a través de su manera de vivir.

4. Un feminismo radical es tan peligroso como el machismo más arraigado. Sulamith Firestone reformuló el feminismo inspirado en la lucha de clases al estilo marxista. Esto sólo lleva a la lucha entre los eternamente compañeros y complementos, el hombre y la mujer. La rivalidad entre ambos nunca llevará a nada bueno ni en lo personal, ni en lo familiar, ni en lo social. 

5.- La violencia no se combate con violencia, el veneno que hiere y mata, no es el remedio que cura y revive. En México tenemos bien claro que la violencia no soluciona los conflictos, los engrandece. El feminismo en España ha promovido unos cursos-talleres para combatir la violencia de género con el nombre ‘Si te maltrata, mátalo’. Esto no está lejos de la sociedad mexicana si tenemos en cuenta que algunas feministas fomentan la agresión, el vandalismo, la discriminación, la desigualdad y el odio. Sería injusto afirmar que toda feminista es violenta, porque el 25 de noviembre del año pasado, en la ciudad de Monterrey, un grupo de mujeres que se manifestaron dieron muestras claras de dignidad, inteligencia y respeto.

6.- Si queremos que la humanidad no decaiga, démonos cuenta que en el mundo tan importante es la mujer como el hombre. El poder-dominación que caracteriza al machismo y a ciertos tipos de feminismo, es deshumanizante. 

7.- Hombre y mujer pertenecemos al género humano. Somos seres humanos en el mismo grado. Ninguno es más que el otro. Los dos somos personas, somos seres en continua relación. No hay razón para vivir de pleito, nuestra ayuda es recíproca. Ninguna ideología tiene por qué enfrentarnos, ambos llevamos una riqueza inagotable que se multiplica al donarla al otro. 

8.- Escuché en la radio a un defensor y simpatizante del paro femenil, en su comentario cada vez que se refería a las mujeres las llamaba ‘morras’. Desde las palabras que se utilizan empieza el respeto. ¿Cómo que ‘morras’? Este tipo de lenguaje no dignifica a nadie. 

9.- El desafío que tenemos, como género humano, en el siglo XXI, es una nueva y cordial alianza de hombre-mujer, haciendo a un lado la guerra destructiva de sexos. 

Entre hombre y mujer se da una relación profunda, despiertos y en el sueño se buscan. Atracción, fascinación y magia, los une. Así unidos es como podemos oponernos a la dictadura de la violencia. 

10.- Leonardo Boff, un latinoamericano, defensor de la mujer y de sus derechos, no por novedad, sino por más de cuatro décadas, escribe: “La mujer no fue sacada de la cabeza de Adán, para que no lo dominara, ni de los pies para que no fuera su esclava; sino de su lado, del lado de su corazón, para ser su compañera, ella sí es y podrá ser la interlocutora del hombre”.

Termino con lo siguiente: No hay hombre tan frío que no necesite el abrazo de una mujer, ni mujer tan rígida que no experimente la riqueza de un abrazo varonil. El abrazo une no sólo los cuerpos, sino la profundidad de cada uno, como dos mitades que se entrelazan, es unión de dos seres complementarios que sienten especial atracción uno por el otro.