Por Melitón Guevara Castillo

 

Estamos inmersos en una pandemia: el Covid-19 ya demostró que no respeta barreras, nacionalidades ni etnias; si acaso, eso sí, a un determinado grupo de personas, en virtud de que los análisis y estudios de lo que ha sucedido en países como China, España e Italia, por mencionar unos, afecta más a las personas de la tercera edad, con graves consecuencias para los que tienen una enfermedad crónico degenerativa.

Los hechos son reales, los contagios son reales, como las muertes, tal y como lo indican las estadísticas globales. Por lo tanto, aquí y en todos lados, el peligro es real: dicen que el 80% de a población se va a contagiar; sin embargo, no a todos les da de la misma manera. Las cifras indican, en unos y otros lugares, que los fallecimientos van del 2 al 3% de los contagiados.

Escenarios en Tamaulipas

Gloria Molina Gamboa, la titular de Salud en la entidad, ha sido escueta en la información que proporciona. Así, hasta ayer se tenían 22 casos confirmados en la entidad; los casos se concentran prácticamente en dos zonas: la sur (Madero, Tampico y Altamira) y la norte (de Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo, principalmente). 

El temor mayúsculo es en la frontera: los datos publicados sobre lo que sucede en Estados Unidos, dan cuenta de que, en las ciudades fronterizas con Tamaulipas, los datos muestran un rápido crecimiento del Covid-19. Por otra parte, no podemos soslayar que Monterrey es otra ciudad que concentra incrementos exponenciales de contagio. Así que, visto lo que sucede allende las fronteras, no queda más que pensar que el riesgo es inminente.

Las proyecciones son conservadores por parte del Gobierno. Y, entiéndase, uno quiere, desea, que eso no se convierta en realidad. Que pueden ser de 35 a 40 mil los casos, el peor escenario; de 24 mil el mejor.

Si partimos que los fallecimientos van del orden del 2 al 3%, imaginando el peor serían máximo 1,200 o 720… y apenas llevamos 22 casos, quiere decir, sin duda, que aún no iniciamos la fase 2: el contagio comunitario en pleno.

‘Susana distancia’

He tratado de salir lo menos. Al IMSS, a San Luisito, por mis medicinas para la diabetes; y al centro comercial, cada semana, a hacer las compras básicas de la despensa para dos personas. En ambos casos he visto situaciones que incomodan, porque dan una idea de que, a más de uno, no les cae el veinte de lo que está sucediendo. Vamos por partes.

En el IMSS todo en orden, guardando ‘Susana distancia’ y medidas sanitarias de por medio. Regreso a mi casa, y paso a un costado de H&B: el estacionamiento lleno, si hubiera intentado llegar no encuentro espacio para estacionarme. Fue al mediodía, pero ya un post en facebook hace notar que, a las 7 a.m., a la hora que abren, estaba igual.

Y en el supermercado la imagen no deja dudas al respecto: familias enteras, esposo, madre y hasta un par de hijos haciendo compras.

No respetan la indicación de que al súper sólo debe ir una persona, precisamente para evitar las aglomeraciones y, de esa manera, crear menos condiciones propicias al contagio.

¿Inmunes o irresponsabilidad?

He dicho, una y otra vez, que el problema de una pandemia no es responsabilidad exclusiva del Gobierno. No, a todos nos toca hacer nuestra parte, tenemos una responsabilidad individual, familiar y social; individual, porque si no nos cuidamos nosotros, quién nos va a cuidar; tenemos que cuidar a nuestra familia; y, por ende, a la comunidad, cuidar a nuestros prójimos.

Pero veo en las redes sociales que muchos comparten oraciones, otros hasta videos de cuidados que debemos tener, pero hay otros que, la verdad, no logro entender.

A manera de frivolidad, pienso que tienen sus estampitas como el Presidente o que, de plano, rayan en una contundente irresponsabilidad.

Y es que llenos de felicidad, alegría, comparten las imágenes de fiestas familiares y no tan familiares, en donde lo que menos hay es la sana distancia.

¡Debemos quedarnos en casa!