Por Melitón Guevara Castillo
Difícil no aceptarlo. Después de más de 60 días de aislamiento social, ya no somos los mismos. Hay cambios en nuestra conducta, el comportamiento nos distingue; y no sólo lo digo yo, pueden leer en las redes sociales textos o escuchar videos que muestran esos cambios. Hace días, por ejemplo, Karim, un excelente amigo, doctor en Derecho Constitucional y servidor público, me compartió un texto, largo, largo, en donde se explaya explicando cómo llego el Covid-19 y cómo, de golpe y porrazo, hemos cambiado en lo general.
Por su parte Alfredo Cuéllar, ampliamente conocido en el ámbito educativo de Tamaulipas, acaba de publicar en periodicousa.com un texto titulado ‘Lecciones del coronavirus’ donde destaca, entre otras, que la economía le gana a la salud, que los sistemas de salud deben mejorarse, que se confirman la existencia de dos mundos (de primer y tercero), el impacto en la educación, trabajando en casa.
Y digo que en lo general porque, en lo especifico, hay buena parte de la población que están convencidos de que el Covid-19 es una conspiración, unos dicen que consecuencia de un lucha por el poder mundial entre Estados Unidos y China, otros que es de los Iluminatti o, tan simple, de los dueños de la riqueza mundial. Otros, simplemente, pregonan que no pasa nada.
En este momento hay dos tipos de mexicanos, tamaulipecos o victorenses. Los que, efectivamente, han cambiado sus prácticas cotidianas: Van al súper o algún otro lugar con cubrebocas, cubren la sana distancia y sanitizan sus objetos personales; otros, no, aunque se enteren de que más y más mueren, están convencidos de que no pasa nada y, en esas, hacen largas filas, vaya pues, sólo para comprar cerveza.
Los que creemos que el Covid-19 es letal, en el país han fallecido más de 7 mil personas; en Tamaulipas cerca de 100 y en Victoria una decena.
Los fallecidos son reales, independiente de que el Covid-19 sea o no sólo una conspiración. Y cada día, los contagios, los fallecidos, son más, pese a que AMLO ya presume que la luz al final del camino está cerca.
Hemos aprendido a trabajar en casa; otros, hombres y mujeres, aprenden cosas nuevas, recetas nuevas, oficios nuevos; hemos aprendido a respetar el espacio vital, aunque se le llame sana distancia; a cuidar más, más y más la higiene personal. Pero sobre todo, hemos confirmado que tenemos voluntad, si, voluntad para aislarnos en harás de nuestra salud y del resto de la gente.
Nos hemos conocido más, con todo y que respetemos la voluntad de unos y otros; porque el comportamiento dice mucho respecto al valor que le damos, por decir, a la vida y a la salud de quienes nos rodean.
Observamos, es cierto, a quienes efectivamente les vale y hasta buscar evidenciar que, para ellos, la sana distancia no es necesaria… olvidan que, para uno si, esto es fácil observarlo en los centros comerciales…
¿Vieron a los adictos a la cerveza, hombres y mujeres, en larga fila, unos sin cubrebocas y otros sin observar la sana distancia? Otra cosa: Unos traen cubrebocas, no se cubren, ni la boca, menos la nariz, lo traen en el cuello, otros sólo se cubren la boca, no la nariz y, precisamente ahí, es donde se revisa, al hacer el examen, la mucosa nasal.
Tarde o temprano la situación extraordinaria va a terminar y la conclusión es que ya no seremos iguales. Habrán cambiado nuestros sentimientos, reforzados al interior de la familia; quizá reencauzados en relación con amigos y familiares; nuestro comportamiento cotidiano puede ser más empático, menos de indiferencia con quienes nos rodean… ya no seremos iguales, eso sí. Coro Perales, en su aportación cotidiana en youtube, explica los diferentes besos de aquí y de allá, allende las fronteras, y afirma que no, que los besos ya no serán igual.
Para cuando termine la pandemia algunos habrán perdido a un familiar o amigo cercano; otros habrán perdido su empresa o negocio; otros, sin la menor duda, no tendrán empleo; unos serán más pobres que antes, sufrirán para comer; otros, entre tanto, tendrán nuevos conocimientos, experiencias y vivencias…
Pero entiéndase, ya nada será igual.