Culturalmente

 

Por Telma Villanueva

 

[Durante esta pandemia las puertas se cerraron y las calles quedaron vacías; a las personas en casa se les ha ofrecido, en gran medida, una serie de expresiones culturales vía Internet. En poco más de dos meses de aislamiento social, la cálida acogida de conciertos, exposiciones y recorridos virtuales por parte del público ha sido visible; sin embargo, existe también el otro lado del panorama, en el que los artistas que producen este contenido comparten sus visiones y la manera en cómo han vivido este confinamiento social…]

 

México, 29 de mayo (Notimex).? La pandemia de COVID-19 ha causado múltiples cambios en la vida cotidiana de los seres humanos, desde confinarse en sus domicilios hasta dejar de abrazar, charlar, besar o simplemente acudir a sus lugares predilectos. Todo ha cambiado. Dentro de ese conjunto de transformaciones que no se sabe cuánto tiempo más durará ni cuáles efectos a largo plazo traerá consigo, resaltan algunas de las actividades que pueden realizarse desde casa, pero en claves, registros corporales y ritmos afectivos distintos. El arte y sus distintas manifestaciones es una de esas expresiones humanas que aún puede realizarse desde el hogar.

En algunos sectores las labores han tenido que parar, en otros el trabajo se ha intensificado, uno de éstos ha sido el sector artístico; en este aspecto, persisten ciertas preguntas: ¿Cómo afecta a un creador artístico el hecho de hacer arte en condiciones de confinamiento? La preocupación e incertidumbre que se ha generalizado durante los meses más recientes, ¿cómo incide en un pintor, por ejemplo?, ¿los motivos para crear son los mismos?, ¿cambian?, ¿el arte es una salida de emergencia para quien se dedica a la pintura?

El presente reportaje replica la voz a una pintora y tres pintores, quienes compartieron cómo es ser artista desde la reclusión en casa durante esta actual crisis sanitaria.

 

El tiempo a solas

El aislamiento social ha cambiado muchas costumbres y estilos de vida en general. Pese a ello, Antonio Ledezma (Ciudad de México, 1964), pintor y grabador egresado de la Facultad de Artes y Diseño (FAD), apunta que su primer encuentro con la soledad no tuvo una gran repercusión en su estilo creativo, pues desde pequeño se interesó por lo que él llama «temas oscuros»:

—¿Cómo ha cambiado su forma de creación en la cuarentena?

—No ha cambiado mucho porque precisamente ahora estamos viviendo un drama mundial, no nada más la muerte en sí, que es lo más triste y lo más lamentable, sino también el miedo. El arte sigue siendo mi aliado de siempre para seguir creando, y los temas siguen siendo los mismos. Esto no quiere decir que yo prefiera la obra oscura, no quiere decir que sólo haga eso: a veces hago flores o cosas coloridas, es como una especie de refrescamiento mental para apartarme un poco y descansar.

Así como ha sido para él, las cosas tampoco han cambiado en el sentido creativo para Javier Peláez (Ciudad de México, 1976), pintor que a través de su arte busca comprender y reconfigurar la realidad. Él se dice afortunado de tener un estudio en el que a solas se sumerge en las ideas, lo que significa que está acostumbrado a mantenerse un poco aislado. Después de más de un mes en casa, acepta que su obra aún no se ve influenciada por el tema de la cuarentena, pero está seguro que, de alguna manera, este tema se reflejará pronto en su pintura:

—Creo que es parte del ser un habitante del mundo y de ser un ser político, de pasar por un momento determinado. El artista siempre deja esos vestigios de esa experiencia de vida y sin duda mi trabajo siempre tiene un componente, en mi caso, muy personal; sin duda existirá, o ya se está  filtrando de, alguna manera, lo que estamos viviendo, pero eso no quiere decir que voy a trabajar alrededor del tema de la pandemia o alrededor del Coronavirus. Yo no soy así. Me parece que el arte, en mi caso, es resultado de una experiencia personal, toda esta situación me afectará a mí  como persona y eso sin duda terminará teniendo una resonancia en mi trabajo.

Este tiempo para Guadalupe Rosas (Ciudad de México, 1965), artista visual y profesora egresada de la FAD, «ha sido como una ruptura o una situación abrupta, de golpe, como un choque emocional», pero también la oportunidad de darse cuenta de lo cansada que estaba de la ciudad, una «ciudad hermosa pero que al mismo tiempo te quita energía». En cuanto a la influencia temática en sus pinturas, la artista menciona:

—Me di cuenta que me funciona más trabajar, en este sentido, de una manera automática, dejando que salgan las sensaciones internas: sí es un poquito de angustia, sí es un poquito de tristeza, permitirles que salgan y que se conecten con los materiales.

En cambio, para Alejandro Pintado (Ciudad de México, 1973), pintor que ha participado en diferentes exposiciones tanto nacionales como internacionales, las cosas han cambiado en lo concerniente a la reflexión. Por eso se pregunta:

—¿Qué es lo que estamos haciendo nosotros como artistas no sólo en este proceso sino en general y qué tanto el trabajo que hacemos como artistas es pertinente a una situación como la que estamos viviendo?

A este cuestionamiento, que él mismo clasifica como duro, no ha logrado darle una respuesta, sin embargo, está seguro de otra cosa:

—A distancia lo que estamos haciendo como artistas es un reflejo del mundo que vivimos, digamos que ahora estoy trabajando piezas que estarán influenciadas por este proceso no sólo de aislamiento sino también de reflexión, como sociedad y como seres humanos.

  

                     La pintora Guadalupe Rosas en su estudio

Nuevas formas de vivir

Aunque ellos, como muchos otros pintores, tenían trabajos en puerta, las circunstancias han obligado a que éstos sean cancelados. Javier Peláez admite que la mitad de los proyectos que tenía están en pausa, por lo que su economía “se ha visto afectada, como la de todo el mundo”, sobre todo porque los artistas «no son artículos  de primera necesidad”.

Durante esta pandemia Antonio Ledezma ha buscado no sólo nuevas formas de trabajar, sino de vivir. En ello se incluyen los intentos de vender algunas de sus obras para conseguir fondos. Por otro lado, reconoce que su estilo de vida le ha ayudado a sobrevivir:

—Afortunadamente he tratado siempre de no ser tan consumista. No gano mucho, pero siempre he tratado de no gastar tanto. Desde hace cuatro años me dedico a dar clases en un taller, somos cinco maestros pero ganamos por alumno al que damos clases. Desde el 1 de marzo no tengo un quinto en cuanto a ingresos. Mientras no haya alumnos, no habrá ingresos. He tratado de vender algo de obra, pero sólo he vendido una hasta el momento. No tendré ingresos hasta que no regresen los niños a la escuela y a ver cuántos llegan, porque la crisis económica va a estar difícil.

Al igual que él, Guadalupe Rosas también impartía clases, las cuales tuvieron que parar. Si bien reconoce que varios artistas carecen, entre otras cosas, de un seguro social o de un empleo fijo, también es consciente de que el sector cultural no ha sido el más afectado pues “hay gente en situaciones mucho más precarias, hay muchísimos pobres en el país”, argumento que también comparte Antonio Ledezma, mismo que le genera una sensación de “impotencia”.

 

                    El artista Antonio Ledezma en plena creación

Cambios culturales

Los “sacudones”, como Antonio Ledezma los llama, han sido grandes, y justo por ello, éstos le han hecho pensar que habrá una oportunidad para cambiar, ya sea para bien o para mal. No obstante, su pensamiento es diferente respecto al orbe institucional, pues en este aspecto “al arte y a la pintura los han puesto al final, siempre se quedan en lo secundario o en lo terciario”. Además, por los problemas económicos que enfrentará el país, “la cultura seguirá, seguramente, al final de las prioridades”.

El aspecto personal es diferente:

—Ahí sí creo que puede haber una revaloración en cuanto a grupos culturales independientes o artistas individuales, en cuanto a la gente que le faltaba un poquito de valor para adentrarse en los asuntos culturales, en los asuntos de creación… en esos entornos sí puede haber un cambio.

Con ello concuerda Guadalupe Rosas, quien piensa que “la gente se está dando cuenta del valor del arte, la gente ahora está empezando a leer, está empezando a mirar las películas y series de otra manera. Todo esto lo está usando para sobrevivir, lo está usando para sanar su mente, su cansancio de estar encerrada y su cansancio de tener esa infodemia famosa que también satura, te llena y te enferma”.

Por otro lado, señala que son varios los aspectos políticos que impactan en la cultura, como el caso del Fonca:

—Yo espero que tomen conciencias los gobernantes y políticos de lo vital que ha sido, en este confinamiento, el arte y su papel, de cómo ha influido y la necesidad de éste para que la gente no se sienta ahogada y se recupere humanamente de esta dolencia.

Javier Peláez cree que es pronto para definir si esta situación ha cambiado la manera en que las personas aprecian lo artístico:

—Yo creo que, sin duda, esta situación lo va a cambiar todo, está cambiando todo, pero el arte funciona, a veces, en tiempos distintos…

A ello añade que tiene “cierta esperanza” al pensar que la gente buscará refugios distintos, más profundos, y entonces encontrará esta forma de cultura que «te permite ir a otro lugar», y que además es un terreno «inclusivo, de reflexión y también para el debate».

En cuanto a las autoridades, el pintor recalca:

—A nivel cultural yo espero que, de entrada, nuestros gobernantes estén más conscientes de la importancia que tiene el arte y los artistas para la sociedad y fundamentalmente para la sociedad mexicana.

Para Alejandro Pintado, en cambio, la gente cambiará la manera en que ve la cultura, pero también seguirá igual:

—Sí y no. Sí, por la gente que no está cercana al arte, o que no tiene el interés por él. Y no, para la gente en cuya vida el arte ha estado siempre presente.

 

El arte como función social

Para muchos pintores, asignarle una función social a esta disciplina resulta complicado. Antonio Ledezma, por ejemplo, cree que “el arte es, por definición, libertad”, no obstante puede llevarse “a la dimensión social y es maravilloso”. Pero, sobre todo, este artista mantiene la concepción de lo que hace como algo que está “más allá del bien y del mal”, algo que “puede ayudarnos en muchas cosas”.

Un aspecto que Ledezma rescata y que concuerda con la visión de Guadalupe Rosas es el arteterapia. Para él esto es algo que “ayuda muchísimo para ser más emocionales y para este asunto de lo social”. Para ella lo primero que hace el arte es “sensibilizar a la gente, hacerla más humana; el arte ha sido una de las primeras formas de comunicación porque es un lenguaje”. Añade:

—Yo no puedo hablar todos los idiomas, pero el arte es comprensible, de tal manera que primero unificas y sensibilizas. Porque el arte está enfocado a los sentidos, entonces la gente entra en contacto consigo misma y, por supuesto, al tener gente más sensible ésta es capaz de ser más humana y empática consigo misma y con los demás. Por lo tanto se tiene una función social.

En contraste, Alejandro Pintado cree en “el hecho de poder utilizar el arte como un lugar neutro, porque no es un lugar de política, no es un lugar de economía, sino un lugar donde se puede generar una discusión abierta sobre los temas que nos preocupan”:

—El arte tiene la posibilidad de generar un lugar de debate y de cuestionamiento que pueden unir a la conversación los sucesos cotidianos, como los que estamos viviendo hoy en día.

Javier Peláez acepta que no sabe cuál es el rol de esta disciplina en un entorno de crisis, pues a esa pregunta “puede haber muchas respuestas”; sin embargo, sostiene que en la acción de tomar un objeto y crear, “de alguna manera hay cierta esperanza”:

—El artista siempre quiere comunicar, es una de las condiciones primigenias del arte. La pintura permite, de algún modo, comunicar trascendiendo el tiempo, dejar un objeto que me va, seguramente, a sobrevivir a mí. En mi opinión, el arte siempre tiene un ingrediente del tiempo en el que fue creado, siempre está sujeto a una condición histórica de su propio medio, siempre se sujeta a la historia que existió anteriormente de la pintura que se hizo.

“Y, por otro lado, siempre está sujeto a la condición del artista, a su condición personal y social. Me parece que es un terreno que nos permite plantear una escena de lo que somos, de dónde estamos”.

 

                     El pintor Alejandro Pintado mirando por la ventana de su estudio

El arte es para quien se acerque a él

En la educación básica, el arte es la materia que poco a poco queda rezagada, o, más bien, reservada en un espacio para quienes “tienen talento”, esto a decir de Antonio Ledezma, quien piensa que a la sociedad se le mutila esta forma de expresión desde la primaria:

—El arte es para quien se acerque a él, la gente no debe tomarlo como algo que es sólo para quien tiene talento, el arte es para todos, pero esto viene de un problema en la educación. Mientras somos niños, el arte está con nosotros… pero esta educación tradicional que tenemos desde hace tantos años es tan cuadrada, nos enseña a que el arte es superficial y que incluso, junto con la cultura, es algo secundario o terciario. Y entonces lo empezamos a desvalorizar y nos comienza a abandonar. Y es terrible, porque el arte nos da el desarrollo de la creatividad en todos los sentidos.

Guadalupe Rosas también cree que el fomento cultural debe fortalecerse en la educación elemental:

—En las escuelas se les debe dar más de una hora de artes plásticas o de danza… Y conforme los niños vayan creciendo irán también limitando ese acceso educativo a la cultura… pero también dependerá de las autoridades que sigan fomentando este consumo y esta apreciación.

La educación es, sin duda, una manera de acercarse a las diversas formas de expresión. De ahí que Alejandro Pintado afirme que “uno de los obstáculos del arte es que no hay tantas herramientas para consumirlo de una manera más intelectual”; sin embargo, también cree que existe el público genuino:

—El que se maravilla sin tener una herramienta muy precisa para poder leer el trabajo, sino se maravilla desde las entrañas.

A  ello suma que uno de los “grandes problemas” de acercarse a la cultura sea “la arrogancia”:

—Hay artistas que tienen posturas como: “si no entiendes que mi trabajo es sobre esto, entonces no entiendes nada y eres muy ignorante”. Tales posturas son muy dañinas… también para el diálogo entre el arte y el público. Y, por otro lado, te encuentras a quien dice: “Eso lo podría haber hecho mi hijo”. Entonces creo que hay que confiar un poco más en nuestro instinto y en nuestra experiencia artística desde las entrañas.

No obstante, para Pintado lo ideal sería que desde esa experiencia el público se preguntara por qué tuvo cierta sensación con una obra, y a partir de buscar las respuestas, encontrarse con la parte intelectual.

 

Sobrevivir

Con el tiempo en casa llegó, para muchos, la oportunidad de terminar aquello que estaba incompleto o, incluso, de iniciar algo aún inconcebido. Antonio Ledezma limpia su taller, un espacio que hasta hace poco estaba “hecho un desastre”.

Algunas personas que caminan por la calle y miran los museos de la ciudad creen que el arte sólo se halla precisamente detrás de las puertas de estos recintos, pero Guadalupe Rosas disiente:

—El arte lo vemos en todas partes —dice.

Y, en medio de esta pandemia, lo encontramos en el cine, en la pintura, en la fotografía, en la música y en los talleres que “enseñan a crear todo esto”:

—El arte es una manera de sobrevivir.

Con ella concuerda Alejandro Pintado, quien recuerda las imágenes que en algún momento llegaron a enunciar que la labor de un artista no era tan relevante como la de algún otro profesionista. Empero, hoy gran parte de lo que se consume viene precisamente del sector artístico.

A simple vista la vida se ha pasmado en el momento que las puertas se cerraron y las calles quedaron vacías, pero en el interior de los hogares la vida sigue. Y algo de lo que continúa con ella es el arte, que para muchos es también una forma de vida, un refugio, una distracción. En suma, incluso con la falta de recursos, el arte es una forma de representación, pero es también un desafío… nos sobrevive.

                    Javier Peláez en su estudio