Por Marco A. Vázquez

 

La Semana Santa para los católicos es la celebración más grande. Representa la pasión y muerte de Jesús pero, más que ello, la confirmación del Dios hecho hombre, del único capaz de triunfar sobre la muerte al resucitar al tercer día, según la fe, como lo había prometido.

La pasión de Cristo es un proceso lleno de mensajes: El primero de ellos el de una sociedad descompuesta (igual o peor que la nuestra) donde el pecado había superado todas las expectativas de una vida mejor y por ello el Dios se hizo hombre, para pagar con sangre e intentar un reinicio, una nueva fe, dicen el Papa, sus Obispos, Padres y demás, que es la única y verdadera.

Según la fe católica, en aquellos tiempos existían ciudades como Sodoma y Gomorra, emperadores como el César, malditos como Herodes que se atrevió eliminar a todos los niños para evitar la llegada del mesías, en contraparte los Apóstoles, los hombres que se presumía eran santos como José y María, el mismo Jesús y hasta Barrabas y el buen ladrón que pudo arrepentirse de sus pecados a la hora de su muerte para alcanzar la gloria.

Muy parecidas las ciudades del pecado a lo que se vive en cualquier ciudad de México, el César igual a quien ejerce el poder como Presidente y muchos de sus acompañantes, igual algunos gobernadores, diputados, senadores y presidentes municipales que tenemos en este hermoso país, claro, nos sobran los Herodes, esos que parecen están en un proceso de exterminio de nuestra juventud o de todos aquellos que no se quieran portar mal, y para tristeza nuestra donde tendremos que batallar es en encontrar los hombres buenos, quienes podrían ser los apóstoles, los hombres santos o ya por lo menos el ladrón que se arrepiente.

Antes de la pasión de Cristo los católicos tienen en la Última Cena otro momento de celebración que inicia con Jesús en el cerro conviviendo con sus seguidores a los cuales alimentó multiplicando panes y peces, ahí los instruyó y adelantó su futuro, el castigo al que fue sometido un viernes y el momento exacto cuando Judas había de traicionarlo por 30 monedas.

Un escenario complicado para comparar con actitudes de nuestros días porque ya no existe quien pueda multiplicar el pan y el vino con buenas acciones, quienes lo tienen todo lo acumulan como si fueran a morir y seguir gozándolo después de la muerte.

En lo que siempre se encuentran semejanzas es en la acción de traicionar, harto común en la política encontrar quien venda a sus compañeros de partido, quien venda secretos, quien entregue a sus líderes a cambio de favores de estar mejor aunque sea por seis años.

De la Última Cena sigue la tragedia, el día en que el líder fue sacrificado para eliminar el pecado, para que empiece una nueva fe, de la traición de Judas sigue la captura, la tortura que fue igual de cruel a la que ahora se aplica a muchos pobres que viven en la incertidumbre de qué podrán comer mañana y luego la muerte del Mesías.

El sábado vino el silencio, la oscuridad era tanta que no quedó otro camino que la fe, el esperar la resurrección de Jesús, días muy parecidos a los de hoy que no tenemos más que coronavirus, muerte, tragedia, hambre, pobreza, desempleo y es tanta la incertidumbre que se vive que ya no queda más que tener fe, que orar, rezar, y esperar nuestro domingo de resurrección, el día en que el Dios vence a la muerte y comienza otro proceso en la sociedad convertida en la fe, en creer, en ver que el pecado se paga.

Vaya, se trata de que nuestros malos políticos, los que combinaron la noble acción del servicio público con el delito, los que provocaron la descomposición de la sociedad a tal grado de que ya no hay salidas fáciles, los culpables de que los justos están pagando por los pecadores, comprendan que después de esto que vivimos ya nada será igual, que todos quedarán marcados por la forma como están actuando en nuestros días aciagos.

Ahora esperemos que por fin triunfe la bondad, la fe, la divinidad y la resurrección y de esta sociedad pueda iniciar un nuevo proceso donde los malos estén identificados como tales, donde los buenos políticos, qué también existen y también ejercen poder en muchos casos, queden señalados por la historia para que puedan seguir gozando de la confianza del pueblo.

Se trata pues, de que la sociedad vuelva a tener fe en algo, en Dios, en una persona, en lo que sea, pero que nos represente cosas buenas, un mejor futuro que pueda ser el parteaguas entre este mundo que se desborona con el coronavirus y sus crisis y un desarrollo sostenido e integral de la sociedad.

Es decir, para que podamos iniciar de nuevo, busquemos al traidor, al Judas, porque no crea que los traidores de hoy se van a colgar como el de hace 2020 años, no, urge que empiecen a pagar el pecado y que nos den la posibilidad de empezar de nuevo con mayores posibilidades de que, ahora sí, la política se convierta en un verdadero arte, en una actividad que por fin busca el bien común y no el de unos cuantos como siempre ha sucedido.

Es Semana Santa, aunque no parezca por toda la tensión que se respira en el ambiente, si cree o no en un Dios es lo de menos, ya que lo importante es que la situación nos lleve a reflexionar de lo que hemos sido, lo que somos y lo que aspiramos a ser como sociedad.

Crearán en TamaulipasFondo especial para trabajadores de salud: El gobernador Francisco García Cabeza de Vaca informó que:

“Estamos dispuestos a demostrar toda nuestra solidaridad con ellos, porque hay servidores públicos que están ahí, en primera línea, a ellos les reconozco su vocación, me refiero al personal de salud que exponiendo su salud y la de su familia.

“Por ello he decido crear un fondo económico especial con recursos que aportaremos servidores públicos del Gobierno, empezaremos con el propio Gobernador. En el mes de abril donaré el cien por ciento de mi sueldo y compensación, en los siguientes meses que dure la contingencia, la mitad.

“Solicito a mis colaboradores, secretarios, subsecretarios, directores y subdirectores a que donen parte de sus sueldos y compensaciones a este fondo, para el beneficio de todo el personal del Sistema de Salud.

“Invito también a magistrados, jueces, senadores, diputados a que se sumen, brindemos una mano solidaria porque ellos son quienes se mantendrán firmes al frente de la batalla contra esta pandemia. Estoy seguro que venceremos la adversidad y derrotaremos esta enfermedad con la grandeza y generosidad de nuestra gente”, dijo en un mensaje público desde sus redes sociales.

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