Por Felipe Martínez Chávez

 

Desgastada y venida a menos, la CONAGO (Conferencia Nacional de Gobernadores) no ocupa la atención de funcionaros del Gobierno federal.

Ya no los ‘espanta’ como en los primeros años de su creación en 2002, Gobierno de Vicente Fox Quesada.

En los hechos le ha quitado espacios la organización de gobernadores panistas (GOAN), punta de lanza en contra de decisiones que consideran arbitrarias y unilaterales de la Cuarta Transformación. Es el real contrapeso hacia el pejismo.

El fin de semana se reunió en Ciudad Victoria la Comisión de Seguridad y Justicia que preside el michoacano Silvano Aureoles Conejo, a la que invitaron pero no vinieron funcionarios del gabinete federal. Mandaron a segundones.

Cierto que tienen (CONAGO) 42 comisiones, pero la de Seguridad es una de las más importantes, o la de mayor prioridad, cuando ve por el problema número uno que enfrentamos los mexicanos: la inseguridad.

El titular de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño, mandó a uno de los suyos en tanto que fallaron los gobernadores de San Luis Potosí y Durango.

Cada vez se confirma que los acuerdos y exhortos de la CONAGO son como las llamadas a misa: el que quiere les hace caso.

Hasta es extraño que permanezcan los mandatarios emanados de Acción Nacional si, como sabemos, el grupo fue integrado por priistas para enfrentar las embestidas del Gobierno de Vicente Fox.

A la distancia de 18 años de su fundación, es verdad que dicha asociación no ha generado resultados en políticas públicas ni en aterrizaje de programas y proyectos que redunden en beneficio de los mexicanos.

Su actividad se concreta a hacer ‘recomendaciones’ a la Federación, que los jefes de ésta se pasan ‘por el arco del triunfo’.

La CONAGO es una mescolanza de opiniones que no generan acuerdos unánimes.

Por un lado los tricolores que son 11; por otro los diez del PAN y los seis morenistas, un independiente y el indefinido de Jalisco (Movimiento Ciudadano; golondrina que no hace verano).

Muestra palpable de la desunión fue el enfrentamiento con la Federación, generado por el INSABI, en que los gobernadores del Revolucionario Institucional se sentaron a firmar papeles con el presidente López Obrador, mientras los azules daban la lucha de frente. Los de MORENA son dóciles a su jefe máximo.

Si tratamos de avizorar el futuro, la organización no tiene mucho porvenir como fuente de ‘peso’ político. Los sondeos de opinión dicen que para el 2021, en los comicios en 15 estados, el guinda ganará 13 y el PAN se quedará con Querétaro y Nuevo León. Nada para el PRI.

Viendo el asunto con toda honestidad, los días de la CONAGO están contados. Para entonces la 4T no mandará como representantes a segundones, sino a los barrenderos.

Un ejemplo más de que la Conferencia no ha servido para nada, lo encontramos en los acuerdos que la reunión plenaria tomó precisamente en Ciudad Victoria en 2004, siendo gobernador Tomás Yarrington Ruvalcaba.

Uno de los más importantes (propuesta de Enrique Martínez y Martínez, de Coahuila) fue solicitar al Gobierno federal medidas respecto a los carros ‘chuecos’ que circulan en el país: blindar la frontera para evitar su entrada; evitar que continúe la impunidad de las organizaciones que engañan ofreciendo regularización de unidades, y crear una base de datos que permita vincular –vía aseguradoras– unidades robadas en los Estados Unidos.

A 16 años de distancia vemos que la ‘gestión’ de la CONAGO no progresó. Sigue la venta de ‘chocolates’; las organizaciones siguen vendiendo placas de cartón y no hay vinculación con las aseguradoras gringas.

Otra llamada a misa fue en 2010 cuando los gobernadores se volvieron a reunir en la capital de Tamaulipas.

Pidieron de urgencia a doña Federación instrumentar un programa de atención a los migrantes repatriados, nacionales y extranjeros, en cuanto a su recepción y transportación hacia sus lugares de origen.

De esto hace ya diez años y es fecha que no se cumple la ‘petición’ de los gobernadores.

Si para el 2021 MORENA aumenta a 20 las gubernaturas, menos la 4T va a ‘pelar’ a la organización. Ya no tendrá necesidad ni de contestar sus ‘exhortos’.

Tema aparte, el PRI sigue con su problema en Altamira. Los tres perdedores por la dirigencia municipal –Jaime Martínez, Edgar  Vargas Licona y Lorena Sofía Esteves Hernández– impugnaron ante la Comisión de Justicia Partidaria lo que llaman ‘dedazo’.

Hasta que no terminen los recursos legales (las oficinas están ‘tomadas’), el jerarca Edgardo Melhem Salinas podrá ir a tomarle la protesta a Antonio Olvera Márquez.

Mientras tanto lo hizo con los dirigentes en Victoria, Horacio Reyna de la Garza; Aldama, San Juanita Hernández; González, Frysneth Quintero, y Güémez, Isidro Álvarez Rodríguez.

En el PAN, la secretaria general del CDE, Mariela López Sosa, se reunió en Nuevo Laredo con dirigentes locales encabezados por Ernesto Ferrara Theriot, regidores, síndicos y figuras del panismo para cerrar filas rumbo a la elección que viene.

Y en Movimiento Ciudadano, Daniel Sosa Carpio fue nombrado coordinador estatal, pero sin deshacerse del cacique Gustavo Cárdenas. Como quien dice, siguen igual… O peor.