Por Juan Sánchez-Mendoza

 

Según Andrés Manuel López Obrador, los contagiados de coronavirus, con y sin derecho al servicio médico de las instituciones públicas, deben recibir, en éstas como en los hospitales privados (sus aliados ex profeso), atención inmediata. Pero esto no es cierto, pues en unos y otros se niega asistencia, aduciendo saturación de camas e insuficiencia de personal médico.

Esto, sí es verdad.

Por eso hay miles de infectados en todo el país, peleando con la parca en sus propios hogares.

Los más porque sus síntomas aún no son graves y los menos por falta de capacidad hospitalaria para ser ‘entubados’ a los pocos ventiladores con que cuenta cada nosocomio.

Hay registros patéticos de enfermos a quienes se les negó el servicio y murieron, como lo denunció el gobernador de Baja California (Jaime Bonilla Valdez), cual ‘vil moscas’.

No porque los galenos, las enfermeras, los paramédicos o el personal administrativo hayan sido indolentes, sino porque la capacidad hospitalaria, en realidad, está rebasada.

Ahí están los casos de hospitales como el ABC, el Español, Ángeles, y demás del sector privado (en la Ciudad de México), que afirman no tener la capacidad para atender a más contagiados de los que actualmente tienen; igual que otros instalados en Tijuana y Mexicali (Baja California), Culiacán (Sinaloa), Cancún (Quintana Roo), Villahermosa (Tabasco), Toluca (Estado de México), Puebla (capital), Mérida (Yucatán), Chihuahua (capital), Monclova (Coahuila), Guadalajara (Jalisco) y Monterrey (Nuevo León), por citar sólo algunos.

En los nosocomios del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), Pemex y las secretarías de la Defensa Nacional y Marina, existe la misma problemática: incapacidad hospitalaria.

De ahí que algunos gobernadores –como el de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca–, hayan decidido construir hospitales en las zonas de mayor riesgo (aunque son temporales esas instalaciones), para enfrentar localmente al Covid-19.

El subsecretario federal de Prevención y Promoción de la Salud (Hugo López-Gatell Ramírez), pronostica que entre semana y la próxima se alcanzaría el ‘pico’ epidemiológico e iniciaría el descenso paulatino, “sólo en caso de que se atiendan las recomendaciones de la sana distancia, pues, de lo contrario, habría más contagios”, dice.

De ser así, por ende se extendería la cuarentena hasta quién sabe cuándo. 

Lo cierto es que hasta ahora, sin todavía enfrentar situaciones como las que se viven en Europa y la Unión Americana –pese a su alta capacidad hospitalaria y de galenos–, México carece de tonelaje médico y clínico para atender puntualmente la crisis.

Y para muestra consigno algunos casos:

a) Los nosocomios de la Asociación Nacional de Hospitales Privados, A. C. y el Consorcio Mexicano de Hospitales, A. C., con quienes se firmó un pacto de colaboración ante la contingencia, informaron que ninguno de sus integrantes tiene ya cupo para atender a más infectados;

b) Los hospitales del IMSS, ISSSTE, Pemex, Defensa Nacional y Marina, tampoco admiten más pacientes por estar saturados;

c) En los hospitales regionales de alta especialidad menos hay cupo si se trata de contagiados por coronavirus; y

d) En los nosocomios generales de cada entidad, civiles y clínicas, por parte del sector público, tampoco hay atención hospitalaria, salvo que quien la solicite llegue enfermo de gravedad.

Así que sólo queda ir a los hospitales ambulatorios, donde los haya, para hacerse la prueba y, de resultar positivo, buscar ingreso a alguno de los ‘grandes’ que, por cierto carecen de equipo médico y personal galeno, paramédico, de enfermería y administrativo suficiente para atender la contingencia.

Hasta la víspera, a decir del director general de Epidemiología, José Luis Alomía Zegarra, el 69 por ciento de las camas destinadas a enfermos de coronavirus se mantenían ocupadas; y 28 hospitales públicos de los 73 repartidos en la zona metropolitana se han quedado sin disponibilidad.

Eso en el centro del país.

A nivel nacional existen 13 mil 387 camas para pacientes con infección respiratoria aguda grave (IRAG), de las cuales 6 mil 222 están siendo usadas actualmente (equivalen al 31 por ciento de la totalidad).

Sin embargo otras 10 entidades con altos números de infección ya no tienen cupo para atender en sus propios nosocomios a tanto contagiado. Y lo peor del caso es que tampoco pueden trasladarlos a estados vecinos.

La Secretaría de Salud (federal), ante este fenómeno ha optado por no hospitalizar a más enfermos y recomendarles guardar cuarentena en casa, pese a que ahí podrían contagiar a más gente, extendiéndose el riesgo de una propagación mayúscula.

En fin, lo mejor es procurar el aislamiento porque aunque la curva se aplane, como lo ha reconocido López-Gatell, eso no significa que los contagios vayan a disminuir…