MELITON GUEVARA CASTILLO.

 

En el argot político se habla de línea cuando, los adeptos o seguidores de un líder, desarrollan acciones en una sola dirección; la que marca el líder. Y esto sucede, aquí y en China, sobre todo en la política. Por eso Gerardo Peña Flores, el líder del Congreso Local y diputado del PAN, está molesto, enojado, con los diputados federales tamaulipecos, los morenistas, acusándolos de traidores a la entidad.

 

Ese es el meollo del asunto: ¿a quién responden los diputados, sean locales o federales? Hasta donde sabemos, la historia política lo comprueba: los legisladores, locales o federales, solo han luchado por los intereses de su líder político (Gobernador o Presidente) o los propios: pero nunca, jamás, los intereses del pueblo, de sus representados.

 

LA PRACTICA SE IMPONE A LA TEORIA.

La teoría nos indica que todo individuo elegible por la sociedad, llega a esa posición en principio porque un partido político le concede la candidatura; y, en segundo lugar, por los votos que los ciudadanos le conceden para obtener el triunfo. En esa coyuntura, según la teoría, la línea que debe obedecer el legislador es la de su partido, que ofreció un programa de trabajo a los electores y, enseguida, a los electores.

 

La realidad es que, aquí y allá, de siempre, no ha sido así: los servidores públicos, en todo momento, incluido los legisladores, lo que buscan es servirse, no servir; por eso, en el caso de México, la corrupción y la impunidad son las caras que México le ha ofrecido por años al mundo. Y es así, sin excepción, en todos los partidos políticos. No se salva, ni MORENA, puesto que se han evidenciado anomalías y actos de corrupción de algunos de los servidores de la 4T.

 

DIPUTADOS MORENISTAS.

Los diputados federales morenistas bien que lo saben. Llegaron a la Cámara de Diputados, no porque sean buenos políticos, no porque tengan un capital político en Tamaulipas; llegaron por AMLO, que fue el efecto que los convirtió en legisladores. A partir de esa verdad, se entiende la subordinación, la enajenación que sienten, por el líder moral de su partido. Apoyar todas sus propuestas e iniciativas, para ellos, es su única tarea, no les importa Tamaulipas porque, además, difícil tendrán una carrera política en estas tierras.

 

Francisco Javier García Cabeza de Vaca, el gobernador y Gerardo Peña Flores, bien que saben, que los legisladores de MORENA defenderán o apoyaran a un enemigo de AMLO. Y ellos, bien que lo saben, perfectamente, porque en Tamaulipas hacen exactamente lo mismo: los legisladores panistas, una y otra vez, igual, votan y apoyan todas las propuestas y proyectos de su líder político. No valen, no escuchan ni atienden razonamientos: igual, entonces, hacen los legisladores morenistas de la entidad… siguen, apoyan y votan lo que su líder les dice.

 

¿COLABORACION O SUBORDINACION?

En principio creo, estoy convencido, de que una y otra es una forma corrupta de ejercer un mandato de la ciudadanía. Porque, con ninguna de ella, en la práctica se beneficia al bien común y si, se ha demostrado hasta la saciedad, a intereses que son contrarios al interés público, a intereses de camarilla o personales. La colaboración legislativa con el ejecutivo fue la excusa, la justificación, que los priistas enarbolaron para siempre atender las propuestas e iniciativas del Primer priista.

 

Usar la aplanadora, la mayoría legislativa, para de manera unilateral, sin escuchar razonamientos o explicaciones, es amoral; destruye los principios y valores que van de la mano del interés público. Claro, no podemos soslayar que, hoy en día con la 4T, AMLO asume que el, solo el, tiene la verdad, que sus acciones van dirigidas a los pobres y que, quien está en contra, es un enemigo, un adversario al que hay que destruir.