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Lipetri, Palummo, Galati…

 

Por Carlos López Arriaga

 

Hace mucho frío esta semana en Nueva York. El martes 25, cuando los despachos oficiales reportaban el encuentro entre la delegación tamaulipeca y jefes policíacos de la metrópoli, la temperatura amaneció a menos tres grados, promedio.

Bajo un cielo gris acero, entre banquetas pañosas por la llovizna helada, la primera plana del New York Times mostraba una foto a cuatro columnas del presidente Trump y su esposa Melania de visita en Ahmedabad, India, mientras la sección deportiva polemizaba en torno a la nueva mascota del equipo ‘filis’ de Filadelfia.

El gobernador Francisco García Cabeza de Vaca tuvo una agenda apretada de encuentros con autoridades vinculadas a los servicios de seguridad, inteligencia y tecnología policial.

Su gira incluyó una visita al Centro de Operaciones Conjuntas (Joint Operations Center, JOC), un magno complejo de seguridad, dependiente de la policía neoyorquina, afamado por sus prácticas de vanguardia en prevención y combate al delito.

Salones grandes, bañados por luz de neón, el blanco mate impera en muros, pisos, techo, mobiliario. Un torbellino de pantallas gigantes en las paredes, más de mil 300 pies cuadrados del llamado ‘Imaging Plan’ y sus escritorios virtuales independientes.

Son las instalaciones donde se monitorea la ciudad y se otorga seguimiento a la vida criminal, incluyendo actividades terroristas.

Más de cien terminales de doble monitor, entre el Comando de Vigilancia, la Sala de Situación, el Centro de Datos, espacios de apoyo y sala de conferencias del comisionado.

La comitiva del mandatario tamaulipeco incluyó al fiscal Irving Barrios Mojica y el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Raúl Ramírez Castañeda.

Les acompaña el economista Nelson Balido, consultor en Seguridad Estratégica y Comercio Exterior, quien además preside el Consejo de Comercio y Seguridad Fronteriza en Estados Unidos.

Con experiencia en los sectores público y privado a nivel local, estatal y federal, es considerado una autoridad en asuntos de comercio, viajes y energía.

Ha fungido como ejecutivo de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias y del Consejo Asesor de Seguridad Nacional, en iniciativas diseñadas para optimizar los asuntos transfronterizos.

Entre otras personalidades, los tamaulipecos se entrevistaron con Michael Lipetri, jefe del Departamento de Estrategias para el Control del Crimen y el inspector Carmine Palummo.

Con ambos, el titular del Ejecutivo tamaulipeco conoció la experiencia de las autoridades neoyorquinas en el uso de tecnología para la prevención de la delincuencia.

También se reunió con Thomas P. Galati, jefe de Inteligencia del Departamento de Policía de Nueva York, quien compartió experiencias de éxito en las tareas de combate a la criminalidad.

Para Cabeza de Vaca fue importante, dijo, “conocer cómo la ciudad de Nueva York se adaptó a las nuevas tecnologías para reducir el crimen”.

Comentando que “en México libramos una gran batalla contra la delincuencia”, donde Tamaulipas, por ser el estado fronterizo más importante, “hemos podido –dijo– reducir los índices delictivos e incrementar hasta 100 por ciento el número de policías”.

Ciertamente, la estadística negra de Tamaulipas ha ido pasando a segundo término en el concierto nacional de criminalidad, donde las noticias más escalofriantes ahora provienen de entidades como Guanajuato, Morelos, Estado de México, Veracruz, Jalisco, Guerrero, Michoacán, Sinaloa o Sonora.

Sin embargo, estamos muy lejos todavía de cantar victoria. Un ámbito tan impredecible como es la actividad criminal seguirá siendo materia inflamable donde cualquier chispa puede desencadenar episodios críticos que hagan retroceder de golpe el trabajo de años.

En el tiempo que le resta a la administración actual, es deseable se persevere y profundice en este esfuerzo que (por cierto) no concluye ni será tarea de un solo sexenio, sino de varios.