Por Juan Sánchez-Mendoza

Sin hacer alharaca de su intervención para solucionar el conflicto entre los maestros de escuelas de tiempo completo con la Secretaría de Educación de Tamaulipas –a cargo de Mario Gómez Monroy–, por ésta conculcarles, ilegalmente, el pago de sus salarios, Héctor Martín Garza González lo hizo en apego al derecho que les asiste a los mentores.

El Oficial Mayor de la Secretaría de Educación Pública (SEP), mostró, así, nuevamente, que mediante el diálogo civilizado pueden alcanzarse los acuerdos para que nadie salga lesionado en ninguna controversia.

Sé que habló con ambas partes.

Escuchó, analizó y sugirió cómo darle una salida al problema.

Al final de cuentas hubo arreglo.

Y así lo hace constar un comunicado de la propia dependencia.

Dice:

“A los maestros del Programa de Tiempo Completo en Tamaulipas, se les informa que gracias a las negociaciones realizadas por la Secretaría de Educación de Tamaulipas y la Sección 30 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, con autoridades de la Secretaría de Educación Púbica, se acordó dar continuidad a los pagos del personal integrado al programa.

“Mediante el oficio No DGDGE/0420/2020 fechado el día 11 de mayo del 2020, Marlenne J. Mendoza González, directora General de la Dirección General de Educación Básica de la SEP, dio a conocer una serie de medidas aplicable al Programa de Escuelas de Tiempo Completo en donde se determina dar continuidad a los pagos del personal integrado al programa, toda vez que cuando se reanuden clases en las escuelas, será necesario cubrir los tiempos que permitan alcanzar los objetivos planteados.

“Gracias a las negociaciones de la SET y el SNTE con la Federación el pago a los maestros del Programa Federal de Tiempo Completo, se realizará por medio de una nómina extraordinaria que se liberará en los próximos días”.

Con esto, Garza González confirma su capacidad de negociación en materia política.

Y hasta eso, sin buscar reflectores.

No discute con nadie, conviene. No pelea, escucha y se hace oír. No impone, cede cuando la razón no le asiste y con argumentos, cuando ésta le favorece, logra persuadir a la parte contraria.

Así que, como él mismo dice, no hay que hacer olas estando la playa tan tranquila.