Por Melitón Guevara Castillo

 

Creo ya innecesario apuntar datos estadísticos de lo que sucede con el Covid-19.

Aumentan día a día, tanto de sospechosos, de casos confirmados, tanto de los fallecimientos. Y parece mentira, con todo y eso, observamos cómo en buena parte del país, de la entidad y de la ciudad, la voluntad de muchas personas sigue pues, sin atender las indicaciones gubernamentales.

Se han dado discusiones, por ejemplo, si es o no válido que en algunas ciudades el gobierno municipal haya declarado ‘toque de queda’; lo que, una y otra vez, el Presidente AMLO ha señalo que él no dictará.

Algunos abogados, de esos que son expertos en derecho constitucional, una y otra vez alegan que con anticonstitucionales… que sólo el Presidente de la Republica, en caso de emergencia, lo puede hacer.

Lo que si es cierto, y eso nadie puede negarlo, es que ya estamos –hasta con declaratoria de Hugo López-Gatell—, en fase 3.

El contagio comunitario ya es una realidad y lo observamos en el caso de Victoria. Mucho se ha pregonado en las redes sociales los casos específicos de la colonia Obregón como de Las Flores. Sean o no casos familiares, el hecho real es que ahí esta una evidencia de contagio comunitario.

¿Voluntario u obligatorio?

La realidad muestra que, al menos en México, es difícil que la población se quede en casa. La movilidad no ha sido tan marcada como lo piden las autoridades sanitarias; incluso, se balconeó que Rio Bravo, de Tamaulipas, pues, es la ciudad que menos caso hace. Lo bueno es que ya, un ríobravense, periodista e historiador, dio argumentos suficientes para entender porque, en esa ciudad, no se pueden quedar en casa.

Supongamos, pues, que esos argumentos son válidos para otras ciudades.

¿Qué se debe hacer? Obligarlos es, en pocas palabras, enviarnos a una situación complicada, ¿sin ingresos cómo sobrevivir?

Y el problema, sin querer queriendo, nos lleva a otra dimensión: la pobreza, extrema o no, pero que es una realidad y es consecuencia, entiéndase, de lo que AMLO señala como políticas neoliberales y de la mafia del poder.

Pero hay, sin embargo, otra realidad: el mayor número o veces de exposición incrementa la probabilidad de contagio; y, además, recuérdese, es exponencial: uno contagia a 5, a su familia; pero esos cinco a otros, que ya serán 6 más, 25, 31, y así se van multiplicando, y ese es el contagio comunitario.

Un día, no había ningún contagio en Victoria; ahora hay 53; de ellos, 13 se informaron el jueves por la noche.

Medidas más drásticas.

Primero el Gobierno trazó una línea voluntaria: la sana distancia y que, cada uno de nosotros, evite el contagio. La realidad muestra que ese llamado voluntario no ha sido suficiente, precisamente porque la gente no ha asimilado la gravedad del problema. Increíble, pero en la red, de pronto hay evidencias de reuniones sociales… aunque otros, se nota, festejan el cumpleaños solos, solos, solos.

El Gobierno estatal observando la evolución del Covid-19 ha tomado decisiones más drásticas, sin llegar a un toque de queda: son 14 medidas, entre ellas, destacan suspender reuniones mayores a 20 personas, usar cubrebocas en todos los espacios públicos y filtros sanitarios en las fronteras con otras entidades y también en las ciudades en donde hay casos de contagio.

Yo quiero ser parte de la estadística: pero de los que no tocó el Covid-19. Por ello trato de guardar la ‘Susana distancia’; cuando voy al súper, a la lavandería, uso correcta y debidamente el cubrebocas.

Ya, ahora sí, conocemos casos cercanos a nosotros: hace días Martha, mi esposa, me comentó cómo una de sus amigos describió en su grupo de whatsapp la experiencia de tener un familia contagiada… la libró y recomienda extremar cuidados.