https://www.wavysurfcamp.com/wt5k8qd Por Felipe Martínez Chávez
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https://urbandesign4health.com/7rt2o27joq No es muy clara la procedencia y adquisición de la Casa de Gobierno –o de los gobernadores–, que ahora los morenistas quieren abrir al público en aras de la austeridad.
Buy Zepose Diazepam Sin duda cronistas y políticos nos salen debiendo sobre los antecedentes de la propiedad.
https://www.lacuisinecestsimple.com/2023/03/tphkz7cwpb.html La semana anterior el diputado Oziel Almaguer Aldape, a nombre de una de las bancadas –tiene dos– de Morena en el Congreso local, subió iniciativa de punto de exhorto a la Secretaría de Administración del Gobierno, para que la casona ‘sea destinada como espacio para el arte y la cultura del pueblo tamaulipeco’.
En concreto Edna Rivera López, Esther García Ancira, Roque Hernández Cardona, Susana Juárez Rivera, Ulises Martínez Trejo y Guillermina Medina, quieren que ‘se realicen recorridos guiados, eventos culturales, exposiciones de arte y todo aquello que tenga que ver con la cultura’.
Hay discordancia entre los propósitos del pejismo local con los del nacional.
El diputado Sergio Gutiérrez Luna presentó al Congreso federal iniciativa por la que se reforma y adiciona la Ley General de Bienes Nacionales, para obligar a los 30 estados que tienen casas oficiales para el Gobernador, a que las vendan y dediquen el dinero ‘a equipamiento de hospitales’.
Según el dato del autor de la iniciativa, sólo Nuevo León y la CdMx no tienen residencia para el ejecutivo, aunque hay otros que tienen más de una, como Sonora con tres.
Es más, algunas entidades, por iniciativa propia ya vendieron o tienen en oferta instalaciones.
Mal fundamentada la petición de don Oziel. No refiere de cuántos metros cuadrados consta el terreno ni los que tiene de construcción, y menos el costo que representa para el erario. Primero debió conseguir esos datos y luego hacer su propuesta.
Hay varias reflexiones: ¿Por qué no pidió venderla? ¿Por qué en lugar de exhorto no presentó iniciativa de decreto para reformar la Ley de Bienes del Estado y los Municipios? ¿Acaso la Ley del Patrimonio Histórico y Cultural?
Trabajaron sobre las rodillas. Invade a las fracciones la idea de presentar números en lugar de razonar y fundamentar buenos proyectos.
¿Quién quisiera pagar por una visita? ¿Bajo qué interés?. En estos casos es el morbo el que guía a las mentes. Los espacios culturales de la ciudad capital lucen abandonados, incluyendo bibliotecas, Casa de la Tierra, Planetario, Museo Regional, Museo Tamux, Casa Filizola y esas cosas.
En el mayor de los casos la Secretaría de Educación y otras áreas obligan a grupos estudiantiles a visitarlos, como clientes cautivos a los que se cobra una cuota.
Hablábamos de morbo –de los adultos desde luego–, que pudiera ser el interés de visitar la casona.
Desde su apertura, en el sexenio del gobernador Emilio Martínez Manautou, se han tejido leyendas como esa de que su esposa Leticia mantenía una crianza de cuando menos 80 gatos de raza fina.
Esa versión también de que le gobernador Américo Villarreal Guerra mandó instalar un establo con vacas de ordeña, para disfrutar todas las mañanas auténtica leche fresca.
La última es que Eugenio Hernández Flores alojaba una colección no menor a las 30 motocicletas, una de sus aficiones.
Cuando queda libre o ‘sobra’ alguna construcción o propiedad pública, los acomedidos de inmediato la quieren convertir en ‘centro de cultura’, como es el caso también de la vieja estación del ferrocarril y el penal de Tamatán que todavía está en uso.
Hay demasiados espacios culturales en la capital que no son bien aprovechados porque cobran, y en cambio faltan áreas deportivas gratuitas.
Un dato del Gobierno del estado nos dice que en esta ciudad tiene 53 propiedades (con escritura y clave catastral), incluyendo el Palacio de Gobierno, Parque Bicentenario, Estadio ‘Marte R. Gómez’, Zoológico de Tamatán (nuevo y viejo), de Radio Sistemas de Victoria y escuelas.
Ahí va la Casa de Gobierno –bautizada en esta administración como Casa Tamaulipas–, que tiene hasta dos claves catastrales.
En el resto de los municipios las propiedades suman 73 (sin tomar en cuenta las últimas recuperaciones) en que van los penales, parques culturales, escuelas, el estadio de futbol de Altamira, rastro de Camargo y la Presidencia Municipal de Bustamante, única que no es municipal.
Suman 126 propiedades inmuebles, ocupadas y en uso constante casi todas, lo cual no es para alarmarse si consideramos que hablamos de toda la historia de Tamaulipas. Acaparar predios no es uno de los fines de la administración pública y menos especular.
Ya para cerrar decíamos que los historiadores nos deben –y los políticos también–, respecto al origen de la Casa, de cómo se compró porque decretos parece que no hay, cuánto se pagó y a quién, en tanto que otra versión afirma que inicialmente Manautou y familia la adquirieron en lo particular cuando llegaron a Ciudad Victoria ya con el ‘premio’ de la gubernatura en la bolsa.
Un dato más afirma fue residencia privada del gobernador Horacio Terán Zozaya –dueño inicial– y hasta de Praxedis Balboa.
Se nos hace que don Oziel debe replantear su iniciativa.
Ya que el señor López (el Presidente) tiene de moda las rifas, bien podría solicitar que así se haga. Si compra número podría ser el futuro dueño de Carretera Nacional 700.