Reflexiones

 Por Eusebio Ruiz Ruiz

 

Muy temprano sale de su casa, expresa con sinceridad los ‘buenos días’ a la primera persona que encuentra, pero no le responde.

‘Buenas tardes, ‘buenas noches’, ‘hasta mañana’ y ‘adiós’, se olvidan en muchas ocasiones.

‘Por favor’ y ‘gracias’, son palabras que algunos han guardado en el baúl de los recuerdos.

Llega usted a un lugar, saluda a los que ahí se encuentran, nadie contesta su saludo.

Con mucha amabilidad le pregunta a su jefe ‘¿cómo amaneció?’, le contesta con ironía: ‘dormido y en ayunas’.

De manera atenta dice: ‘¿Cómo está?’, surge la respuesta descortés ‘parado’.

Alguien estornuda, nadie dice salud, mucho menos la respuesta campirana de ‘Jesús te ayude’.

El anciano, la mujer embarazada o la que lleva el niño en sus brazos van de pie en el transporte público, nadie cede el asiento.

Recostado en la silla o en el pupitre, ¡pobrecito!, nadie le enseñó a sentarse correctamente.

La jovencita con su hermoso vestido o falda, pero sentada como varón mal educado, el decoro y el recato se le olvidaron.

Llega con el sombrero o la cachucha, ignora que debe descubrirse la cabeza cuando está en un lugar cerrado o cuando saluda a una persona.

Utiliza siempre palabras malsonantes e inapropiadas, todo porque no sabe distinguir lugares, contextos ni personas, además siempre se le festejará la pobreza de su vocabulario.

Intenta platicar con alguien, se topa con la falta de atención porque está con los ojos puestos en la computadora o el celular, simplemente no le mira a la cara.

Quiere dar su opinión en la reunión, imposible, hablan todos a la vez, se impone la ley del más fuerte, se cierra el camino a todo diálogo.

Camina por la calle o los pasillos, se atropellan unos con otros, se olvidan las palabras ‘con permiso’.

¿Estaremos sepultando los buenos modales?, ¿ya estaremos entonando el requiescat in pacem? Espero que no, porque si así es, entonces estamos optando por hacer a un lado la cortesía, el respeto, la educación, la preocupación por los demás y otros valores importantes para la convivencia humana.

Los buenos modales son necesarios en la vida, con ellos ayudamos a que las personas se sientan cómodas, y a nosotros nos queda la satisfacción de haber brindado un buen trato.

Las relaciones interpersonales se ven favorecidas con los buenos modales, si no los practicamos o incluso hacemos lo contrario, la relación con el otro se vuelve indeseable.

El militar y político sudafricano Jacobus Joubert, afirmó que los buenos modales son la flor de la humanidad.

La máxima evangélica dice: ‘Traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes’ o ‘no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti’.

Gracias por dedicar parte de su tiempo a la lectura de estas líneas.