Por Juan Antonio Montoya Báez

 

No puede haber auto boicot, ni lagrimas anticipadas, lo mejor es caminar sin llorar, es el único camino que tienen todos los alcaldes de Tamaulipas para enfrentar el Covid-19 en sus respectivas parcelas.

Hasta la fecha los recursos federales son insuficientes, pero no hemos escuchado quejas de los jefes edilicios, por el contrario, como que le pusieron el pie en el acelerador para evitar al máximo una explosión de la enfermedad en sus municipios.

En Madero, el alcalde Adrián Oseguera Kernion por ejemplo hace frente a la contingencia sanitaria con recursos propios, pero también lo hace en colaboración y coordinación con otros sectores.

Por ejemplo, apeló la buena disposición de los trabajadores municipales para la entrega de recursos económicos a vendedores ambulantes y puestos semifijos, así como el reparto de despensas casa por casa en colonias vulnerables.

La ayuda municipal se hace llegar mediante estrategias locales, sin que hasta el momento se registren partidas especiales de autoridades federales o estatales.

Oseguera trabaja con los maderenses para sortear la difícil situación económica que dejó la pandemia en la ciudad, pero lo mejor es que las acciones, como la desinfección de calles, avenidas y colonias con el apoyo de los bomberos no se paralizan.

Los trabajos se realizan de manera estrecha con la Secretaria de Salud, la coordinación es importante, pero sobre todo sin protestas, ni señalamientos que no llevan a nada.

Todo lo contrario sucede con un par de regidores en Reynosa que ahora ponen todos los obstáculos para que los apoyos se frenen y en lugar de aportar soluciones, colocan peros y contratiempos a los apoyos que buscan aterrizar en el municipio en un ánimo de protagonismo mal infundado y peor aplicado.

Los regidores Blanca Leticia Gutiérrez y Diego Quezada se pusieron fuera de sus cabales cuando a gritos durante sesión de Cabildo pidieron auditar la entrega de recursos por la contingencia.

Los regidores ni siquiera saben en qué silla están sentados, cuando pidieron que el Gobierno estatal y federal deben ser auditados para verificar que los apoyos sean entregados de manera correcta a los hospitales.

La inopia de los regidores es demasiada, pues deben entender que no les corresponde fungir como auditores y esa postura los puede llevar a perder oportunidades y dejar de recibir recursos.

Las exigencias fuera de lugar sólo estorban y traen pésimos mensajes. Mucho ayuda el que no estorba y si los regidores tienen pruebas de malos manejos, existen instancias donde pueden denunciar, pero que lo hagan a título personal, sin ventilar sus resabios en una junta de Cabildo adueñándose del papel del payaso de la sesión.

Los pleitos en tiempos de pandemia no vienen al caso, sólo estorban para su combate. La torpeza, ineptitud y egoísmo también son males que hacen mucho daño a las acciones institucionales.

La alcaldesa Maki Ortiz hace esfuerzos por traer recursos y abonar a la buena relación con el Estado y la Federación, como para que un par de torpes e ignorantes regidores congelen la relación.

Entiendan el municipio no hace auditorías, son otras instancias los encargados de ejecutarlas.

Los alcaldes están unidos en una sola voz para exhortar a la población para quedarse en casa, evitar salir y sí lo hacen extremar medidas sanitarias para evitar contagiarse.

Los municipios buscan retomar su camino al desarrollo y reactivar economías, pero no es a través de la perfidia como se puede avanzar.

Bueno, por hoy es todo.

Adiós y aguas con los patinazos…

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