Por Eusebio Ruiz Ruiz 

 

Los ideales que se van forjando en la juventud son tan importantes que nunca se deben de abandonar, por muy altos que estos parezcan pueden un día ser alcanzados cuando se tiene la firme decisión y la fuerza de voluntad para lograrlos. 

J. G. Treviño en su libro ‘¡Qué hermosa eres María!’, narra lo siguiente: Un día, durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis tomaron presos a dos jóvenes. Uno de ellos era un sacerdote salesiano, el otro un estudiante de la Universidad de Cracovia, en Polonia. Aquel joven sacerdote había logrado escapar su rosario, pero para su desgracia, se le cayó –tal vez al querer sacar el pañuelo–. El oficial que los custodiaba le dijo: ¡Písalo! El sacerdote en lugar de pisarlo, lo levantó y lo besó. Enfurecido el oficial sacó el revólver y de un disparo lo mató. 

El estudiante, que no había pensado en ser sacerdote, al ver aquel acto heroico, se dijo: “Yo lo sustituiré” (hasta aquí lo que dice el libro). 

En la vida de aquel joven nació un ideal, y se propuso lograrlo. Al paso del tiempo su vocación fue madurando. 

Como las escuelas, los seminarios y las universidades se habían clausurado, cursó clandestinamente los estudios de filosofía y teología, pasaron algunos años de reflexión y preparación hasta que el 1º de noviembre de 1945 fue ordenado sacerdote, el ideal se había conquistado, pero no quedó aquí, en 1958 fue nombrado obispo, sólo tenía 38 años. 

Transcurrieron 6 años más y fue consagrado arzobispo, pasaron otros 3 y fue designado cardenal, el ideal de su juventud ya había llegado muy alto, pero estaba escogido para algo más trascendente. 

Aquel joven estudiante universitario, que fue testigo ocular de la muerte del sacerdote salesiano y que en su interior dijo “Yo lo sustituiré”, fue electo Papa el 16 de octubre de 1978, el 22 de octubre inició su ministerio petrino, conocido como el ‘Papa Viajero’ y ‘Atleta de Dios’, fue el Papa 263 en la historia de la Iglesia. Murió el 2 de abril de 2005, a las 21.37 horas. Su nombre Karol Wojtyla, mejor conocido como Juan Pablo II.  Su pontificado ha sido el tercero más largo en la historia de la Iglesia, duró casi 26 años y medio. 

Desde esa noche en que murió hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias, más de tres millones de peregrinos le rindieron homenaje en la Basílica de San Pedro. 

La mayor multitud que logró reunir este hombre fue en una eucaristía celebrada en Manila, en 1995, fueron unos cuatro millones de personas. 

El joven universitario nunca perdió su ideal, un día fue nombrado Siervo de Dios, fue beatificado el 1 de mayo del 2011 por el Papa Benedicto XVI y canonizado por el Papa Francisco el domingo 27 de abril de 2014, día de la fiesta de la Divina Misericordia, a las 10:00 A.M. hora de Roma, 3 de la mañana en México.