POR  FERNANDO   ACUÑA  PIÑEIRO

El  Presidente  Andrés  Manuel  López  Obrador   ya  está  visualizando la posibilidad de que  MORENA y sus aliados, pierdan la  mayoría  que actualmente tienen  en la Cámara de Diputados. Por esa razón,  el patriarca de la 4T  acaba de enviar una iniciativa de reforma al Congreso, misma que  le otorga mega facultades  a  la Secretaría  de  Hacienda en el manejo y control  del gasto público.

De esta manera,  pese a  un eventual  retorno  de la oposición, en el poder Legislativo,  el Poder Ejecutivo y su titular  seguirán  decidiendo en la materia. Ya todos conocemos  la preocupación  de AMLO  por garantizar que sus programas de carácter asistencial, (puntas  de lanza)  en su estrategia electoral para  conservar  el respaldo de millones  de pobres  en el país, permanezcan a cualquier precio.

  Si estas plataformas  del presupuesto social, llegan a caerse, adiós al poder  de López  Obrador. La segunda ala del presupuesto obradorista, es  la que  se aplica  a  las obras insignias del sexenio, como  son: el Tren Maya, Dos Bocas y Santa Lucía. En estas obras, el Presidente cuenta con dos poderosos  y estratégicos aliados. Por un lado, están las familias  multimillonarias en dólares, cuyo barón más emblemático es Carlos  Slim. Pero también,  en cuestión de contratos, el Presidente  les  ha cedido buena parte de estos proyectos a  las fuerzas armadas.

Como bien se puede ver,  AMLO  no tiene un pelo de tonto. Su alianza de poder  está perfectamente  definida: los más pobres, los más ricos  y los dueños de las armas  en el país. De esta manera, busca anular a los que quedan en medio. Por  eso no es fortuito que,  los que más le tiran al Presidente, sean las cámaras  de comercio que aglutinan a los empresarios medianos y pequeños. Ahí es donde se ubica la resistencia, y el principal bastión de sus opositores.

 Es en este anchuroso  mar de mexicanos, integrado por profesionistas, empresarios  y académicos, mujeres  y jóvenes milenial, donde  más mal  le va al Presidente en las encuestas. Y ello no es  producto del azar, sino más bien  es perfectamente explicable a partir  de que AMLO   no ha planteado hasta ahora una oferta política  y social  suficientemente atractiva, para estos sectores, donde se localiza  el bastión  de la gente pensante  y  crítica del país.

 La  principal, característica de este universo que se mueve entre los estratos medios de la población, es  la información. Es aquí donde se ubica el mayor número de lectores  de internet  y de libros, con todo y el bajísimo porcentaje  de lectores que tiene México  en el mundo.

 No  es ocioso decir que, en estos dos polos del México obradorista, la pandemia  del COVID-19  genera percepciones  distantes, una de la otra.

    Mientras que en el hemisferio de los mega pobres, se encuentran protegidos  por una burbuja de subsidios y sus tazas de natalidad siguen creciendo, aumentando la familia emblemática del asistencialismo,  entre los sectores de la clase media mexicana, la realidad es opuesta:  existe una parálisis general. Los matrimonios son muy escasos,  existe miedo a invertir por la inseguridad, y la percepción que se tiene es  de decepción hacia la 4T.

 De igual manera, en el tema económico, los pequeños y medianos empresarios, los profesionistas  y prestadores  de servicios,  carecen del colchón super millonario  que sí tienen las familias mexicanas de FORBES, esas que en  campaña eran criticadas  por el candidato AMLO, pero hoy son sus amigos. Y se les ve en reuniones  en Palacio Nacional.

¿Qué es lo que va a pasar?  Si MORENA  y sus  aliados  no  paran oreja  sobre lo que está  por venir, posterior  a la pandemia, entonces esos grandes  sectores  ciudadanos del pensamiento crítico  e independiente,  se irán con el partido que les presente una mejor oferta social.

Esto  traerá como  consecuencia, una lucha electoral entre el voto razonado y el voto  del hambre.

En el sector económico, también  habrá una enorme división, una fractura que será  muy notoria, entre los oligarcas multimillonarios en dólares, que después de hacer negocios con el PAN y con el PRI peñista, ahora hacen valer sus privilegios  y  su potencial  económico, como aliados  del Presidente.

 En suma, es mentira  lo que todos los días nos dice  la publicidad, a través de  los medios: México no va a salir unido  de esta crisis. México  va a salir atrincherado en los varios Méxicos  en que se subsivide la república.

  Y se podrá ver,  ya con mayor claridad, a quienes les ha ido bien en el baile de la transformación, y a quienes  no. La pregunta es: ¿los grandes ricos y los mega pobres, serán capaces, cada quien por su lado de llevar al obradorismo a un segundo sexenio federal?

¿O  bien, aquí se  comprobará  una de las  tantas aseveraciones  del Príncipe  de  Maquiavelo, cuando dice que: el hombre es  por naturaleza, perverso y egoísta?  Los hombres actúan siempre por necesidad, dice el escritor florentino:  Necesidad de seguir haciendo grandes negocios, para la gran burguesía aliada de AMLO; necesidad de sobrevivir e irla pasando, por parte de los  mega pobres.

 Y en medio de estos  dos, un México  a la deriva, que sigue esperando su momento.