Por Fernando Acuña Piñeiro

 

En anteriores sexenios los presidentes de la República solían cuidar un poco más las formas en relación a quien o quienes eran sus consentidos. En el caso de Enrique Peña Nieto, centralizó sus decisiones entre él, Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio Chong.

Era la triada por excelencia, y hasta el final la guerra por el poder se dio entre esos dos alfiles del gabinete peñista. De hecho, gran parte de la etapa política que estamos viviendo actualmente en el estado se deriva de esa memorable guerra entre el ala política contra el ala económica del anterior sexenio.

Actualmente en esta 4T, el hombre que aparte del presidente AMLO concentra demasiada influencia y poder, es el canciller Marcelo Ebrard Casaubón. Se dice que en unos meses más le entregarán el partido a uno de sus más cercanos (Mario Delgado Carrillo), con lo cual le estarían adelantando prácticamente la mitad del cheque en blanco y lo posicionarían ya sin reversa rumbo a la candidatura presidencial en el 2024.

Por cierto, dentro de la rumorología de Palacio Nacional, la versión de que Ebrard podría ser nombrado como el nuevo secretario de Gobernación sigue siendo bastante considerable. De hecho, Ebrard ya ejerce de facto el control no sólo de la política exterior, sino también de la política interior.

Para muestra basta un botón: El pasado 30 de marzo, el Gobierno de la República emitió lo que sería el primer comunicado estratégico en relación a la lucha contra la pandemia del Covid-19.

Ése día fue declarada la Emergencia Sanitaria en México, pero en lugar de que dicho anuncio correspondiente a la seguridad interior del país fuese comunicado por la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, el que leyó la declaración de Emergencia Sanitaria fue Marcelo Ebrard.

Ebrard también ha desplazado a Sánchez Cordero en temas de seguridad nacional, como el de los migrantes centroamericanos.

Incluso Ebrard ha acudido en representación de AMLO a las cumbres de jefes de Estado a nivel global. De hecho, durante estos dos primeros años del Gobierno obradorista, el llamado carnalMarcelo (por aquello de las películas de Tintan) es el que ha ejercido el mando sobre cuatro o cinco secretarías de Estado, en los tiempos en que el Gobierno de Trump intensificó las presiones. Todo ello, desde luego, con el visto bueno del presidente AMLO.

Fueron tan fuertes las versiones sobre el súper poderío político de Ebrard que en diciembre del año pasado, durante su comparecencia en el Senado, se vio obligado a aclarar que él no es un vicepresidente, “porque en México todavía no existe esa figura, y tenemos todavía mucho Presidente”.

La intervención estelar más reciente de Marcelo Ebrard, acaba de ocurrir, durante la videoconferencia que el super influyente canciller  llevó  a cabo con los gobernadores del norte  del país, (donde destaca Francisco Cabeza  de  Vaca) y  en la cual  el ministro mexicano del exterior, coincidió con CV, en la necesidad de atender  el constante flujo de migrantes por la frontera mexicana, en la parte tamaulipeca.

 

“Compartimos  la preocupación del gobernador, esto se tiene que resolver, porque es un problema muy serio”, dijo Ebrard, al mismo tiempo que el asesor principal  del sexenio cabecista, Cuitlahuac Bardán Esquivel  se frotaba las manos de contento, dado que se le considera  el enlace entre el gobierno panista de Tamaulipas,  con el grupo político  Ebradorista en el país.

 

De hecho en  meses pasados,  se llegó a  hablar de que, el gobernador Cabeza  de  Vaca mantiene una alianza  no escrita con Ebrard  Casaubón , una amistad en la cual  se incluye la posibilidad de que en su momento, ambos jalen  por el mismo lado, en caso de que Marcelo llegase a ser el candidato Presidencial, y de que CV ya como ex mandatario, siguiese jugando en las ligas mayores del CEN panista.

 

Pero mientras eso sucede, por lo que acabamos de ver, la comunicación entre Ebrard y Cabeza  es de más empatía,  que con el Presidente.

 

Cabeza también  aprovechó la charla con Ebrard, para solicitarle  recursos extraordinarios para atender los efectos de la pandemia en Tamaulipas. Así mismo le solició al canciller, intervenga para lograr una mayor coordinación entre el gobierno tamaulipeco y la federación, con el fin de realizar un recuento más exhaistivo de camas, , insumos, personal y equipamiento. Todo ello para poder subsanar cualquier deficiencia.

 

Como bien  se puede observar, Ebrard está convertido en el más eficaz interlocutor obradorista ante los gobernadores. Habrá que ver, si más adelante esta hipotética alianza de MEC con Cabeza de Vaca, sigue generando consecuencias.

 

Por lo pronto, parece que entre los dos  se llevan bien. Y a como están las cosas con AMLO, esto ya es ganancia.