Por Juan Sánchez Mendoza

‘No hay fecha que no se cumpla, plazo que no se venza, ni deuda que no se pague’, cita un refrán popular.
Y son los candidatos a los cargos federales, precisamente, quienes deben entender y atender esa sentencia, porque ya transitan el segundo mes, de tres, haciendo campaña.
El próximo día 15 inicia la etapa proselitista de los candidatos a los 43 ayuntamientos y al Congreso local.
Obviamente, ninguna justa tendrá el mismo comportamiento, ya que no es igual votar por jefe del Ejecutivo federal y legisladores federales que por diputados locales y ayuntamientos –dado que estos conservan una relación más estrecha con sus comunidades–, por lo que al final del día serán los electores locales quienes decidan qué autoridades merecen.
De ahí la importancia del arranque de las contiendas municipales.
Y más cuando se ha suscitado tanto escándalo por los intereses propios de cada grupo, en aras de conservar o arribar al poder.
Sobre todo, cuando aquí en Tamaulipas el PRI ‘ha mordido polvo’ en las contiendas federales más recientes, lo que lleva a suponer que este año se reproduciría el rechazo ciudadano hacia la oferta tricolor. Y más por estar coaligado con el PAN y el PRD.
Su contraparte, morena, ha avanzado significativamente desde que en 2022 se instaló en el gobierno estatal, aunque varios de sus alcaldes electos en 2018 y 2021 no le cumplieron al pueblo una vez instalados en el poder, generando encono y decepciones, desconfianza y apatía, por lo que el escenario, ahora, es incierto, en varios municipios, aun cuando Claudia Sheinbaum Pardo puntea en cuanta encuesta se levanta para medir su posicionamiento y la tendencia del voto.
Pero tampoco es garantía de nada.
Recuerdo y bien que hace 24 años, el entonces gobernador Tomás Yarrington Ruvalcaba (hoy procesado en la Unión Americana), en un desplante de autosuficiencia, le sugirió a Francisco Labastida Ochoa ‘hacer campaña en otras entidades’ (gobernadas por Acción Nacional), pues en Tamaulipas, según dijo, ‘sobradamente la tenía ganada’.
Pero Vicente Fox Quesada resultó electo.
Seis años más tarde (2006), Eugenio Javier Hernández Flores, como gobernador, le ofreció más de 600 mil votos a Roberto Madrazo Pintado, pero al finalizar el escrutinio, se dio cuenta que Ricardo (‘El Negro’) Gamundi Rosas falló en su comisión, pues Felipe Calderón Hinojosa se alzó triunfante en ésta tierra.
En 2012, el entonces mandatario estatal, Egidio Torre Cantú, ratificó su animadversión al tricolor (jugándole las contras a Enrique Peña Nieto) y ordenó a la directiva estatal priista hacerle ‘al tío Lolo’, para que el voto asistiera a Josefina Eugenia Vázquez Mota, empinando de nueva cuenta al partido que lo llevó al poder.
En 2018, el electorado doméstico mostró animadversión hacia José Antonio Meade Kuribreña, aunque tampoco simpatizaba con sus pares Margarita Ester Zavala Gómez del Campo (la cónyuge de Felipe Calderón Hinojosa), el rebelde ‘Mochamanos’ (Jaime Helidoro Rodríguez Calderón), Ricardo Anaya Cortés (alias ‘El Cerillo’), pero sí con Andrés Manuel López Obrador (el mentado ‘Peje’), quien resultara ganador de la justa.

¿ALTERNANCIA SENATORIAL?
La fórmula senatorial morenista –compuesta por Olga Patricia Sosa Ruiz y José Ramón Gómez Leal–, no ha realizado una campaña conjunta que impacte entre quienes votan razonadamente; y hasta la jerarquía de su partido los ha dejado prácticamente solos porque ambos asoman un claro distanciamiento.
Por eso no hay que perder de vista a los candidatos del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) –Eugenio Hernández Flores y Maki Esther Ortiz Domínguez–, ni a los de la alianza ‘Fuerza y corazón por México’ –Imelda Margarita Sanmiguel Sánchez y Arturo Núñez Ruiz–, quienes han prácticamente alcanzado en las encuestas a la fórmula guinda.
La alternancia senatorial, por tanto, estaría a la vuelta de la esquina.

CAMPAÑAS MEDIÁTICAS
Hasta hoy, ninguno de los candidatos a la Cámara de Diputados, de ningún partido o coalición, ha expuesto públicamente su estrategia de penetración masiva, aun cuando, se supone, la diseñaron en tiempo y forma.
También a través de los medios impresos de comunicación masiva. E indirectamente en la radio y la televisión, puesto que, las cápsulas y los spots, en ambos casos, toca administrarlos a la autoridad electoral.
De cualquier forma, creo oportuno aclarar que toda campaña política entraña la difusión de las propuestas y/o acciones, el perfil y proyecto del candidato en turno, al través de cuanta vía legal tenga a su alcance.
Por ello ningún abanderado debe soslayar la importancia que tienen los periódicos y las revistas, porque estos son valiosos instrumentos para que el receptor de sus proyectos conserve latentes sus propuestas, pues probado está que un medio impreso se conserva durante un buen tiempo en la casa u oficina, y prevalece en la hemeroteca, mientras los impactos audiovisuales se diluyen inmediatamente después de haber sido transmitidos.
Como fuere, en este proceso electoral los estrategas de cada equipo obligados están a que su candidato penetre entre la sociedad con mensajes persuasivos para ganar su anuencia.
En caso contrario toda acción proselitista que no se vea reflejada en los espacios mediáticos perdería la oportunidad de propagarse con tino y convencer al electorado, que, al final de cuentas, es el objetivo central en cualquier contienda.
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