La comunidad asiática en Francia, en particular la china, es objeto de una ola de discriminación provocada por el coronavirus que se detectó en su central ciudad de Wuhan a fines de diciembre, y que se ha extendido ya a todo el país.
La Asociación de Jóvenes Chinos de Francia lanzó la alerta con la etiqueta #JeNeSuisPasUnVirus (NoSoyUnVirus), con la que denuncia el acoso.
La discriminación, concretada hasta ahora en comentarios en voz baja o en broma, se vive en el transporte público o las escuela, donde se escucha “no vengan con nosotros, nos contaminarán”, indicó un reporte de Radio France International (RFI).
Los comentarios alcanzan a cualquier persona con rasgos asiáticos, de manera que muchas personas de diferente nacionalidad a la china son afectados.
Una estudiante de 14 años de edad proveniente de Camboya cortó su relación con uno de sus amigos, luego de que este le dijo que no quería reunirse más con ella. “No le respondí y me fuí”, dijo al portal de RFI.
“Es doloroso para los asiáticos saber que hay gente que se aleja de ellos sólo porque son asiáticos y piensan que tienen el virus cuando no lo tienen”, lamentó la usuaria francesa de un medio de transporte tras atestiguar una de esas situaciones.
La Asociación de Jóvenes Chinos de Francia demandó que este brote de racismo contra los asiáticos debe ser denunciado “y combatido con la mayor firmeza”.
Paradójicamente, el turismo en Francia podría convertirse en una de las víctimas colaterales del coronavirus de Wuhan, pues se prevé una baja en los dos millones de visitantes provenientes de China que recibe cada año.
Se trata de un flujo importante no solo por su número, sino porque encabezan la lista de los visitantes que más gastan, con un total de cuatro mil millones de euros en su promedio de 5.2 noches de estancia.
Ese monto equivale al siete por ciento de los ingresos turísticos franceses, precisa Jean-Pierre Mas, presidente de Entreprises du Voyage, representante del sector francés de viajes.