DESDE ESTA ESQUINA.

MELITON GUEVARA CASTILLO.

 

Con 30 votos de los diputados locales, casi unanimidad, fueron electos los tres nuevos Comisionados del Instituto de Transparencia y Acceso a la Información Pública de Tamaulipas (ITAIT): Dulce Adriana Rocha Sobrevilla, por 7 años; Rosalba Robinson Terán, 5 años; y Humberto Rangel Vallejo, por 3.

Sustituyeron a Rosalinda Salinas Treviño, Juan Carlos López Aceves y a Jaime Arreola Loperena; quienes, una y otra vez, para desmitificar que el organismo era un elefante blanco, hicieron notar que su principal tarea era crear la cultura de transparencia y acceso a la información; además, advertían, que no tenían armas para hacer cumplir la ley.

Ser electos con 30 votos (de 36 posibles) es casi una unanimidad, digamos sospechosa, que habla del trabajo, cabildeo de Gerardo Peña Flores, como responsable de la conducción del trabajo legislativo. Cumplió, hizo pues su tarea.

Hay, sin embargo, sospechas de que los diputados locales, vaya pues, los 30 que votaron a favor de los nuevos comisionados, no hicieron bien, de manera correcta, la elección. Por eso, ya Alejandro Ceniceros y Arcenio Ortega Lozano, del PT, ya pusieron el grito en el cielo: alegan que no cumplieron con los requisitos para ocupar los cargos.

La ley de la materia, la local, en su artículo 31 establece los requisitos que –se entiende- deben cumplir los nuevos Comisionados del Instituto. Son requisitos formales, como ser ciudadano, residencia mínima de 5 años, más de 35 años, título profesional, no haber sido condenado en sentencia, no ser ministro religioso y tener reconocida probidad así como prestigio personal y profesional.

Alejandro Ceniceros y Arcenio Ortega si efectivamente quieren tumbar sus nombramientos deben probar que no cumplen los requisitos para ocupar tales cargos o de que, efectivamente, no tienen autonomía ni experiencia.

La Ley de Transparencia y Acceso a la Información del Estado establece los principios rectores del Instituto, entre ellos aparecen, por ejemplo, en la fracción III, IV y VIII, los principios de imparcialidad, Independencia y Profesionalismo. Y estos, da la impresión, los diputados locales no lo sabían por los antecedentes, cuando menos, de 2 de los nuevos Comisionados: Dulce Adriana Rocha Sobrevilla y Humberto Rangel Vallejo.

Dulce Adriana no puede ocultar, negar, su pasado en el Partido Acción Nacional, puesto que llego a ocupar el cargo de Secretaria General del Comité Estatal; en tanto que Humberto, fue diputado local en la legislatura anterior y, lo evidente no se puede negar: inicio como Verde, se declaró sin partido y fue, en la práctica, un activista del PAN.

En este contexto tampoco se puede soslayar lo que establece la Constitución Política del país que, en su artículo 116, fracción VIII, consigna la obligación que tienen las entidades estatales de crear

organismos estatales autónomos, especializados e imparciales… y si, pues, como bien dice Arcenio Ortega no tienen autonomía, capacidad ni experiencia.

Los diputados locales, los 30 que votaron, olvidaron los principios rectores del ITAIT: autonomía, la especialización y la imparcialidad.