Por Juan Sánchez-Mendoza

 

Hace cinco días, concretamente el sábado que nos antecede, el presidente municipal de Victoria (Tamaulipas), Xicoténcatl González Uresti –en sesión de Cabildo–, negó tener responsabilidad en la propagación del coronavirus en la localidad (que hoy se advierte como el epicentro estatal del contagio), pero al mismo tiempo tácitamente culpó a la ciudadanía por no cumplir con las recomendaciones sanitarias.

Entre éstas:

1) Lavarse las manos en un promedio de 20 veces al día.

¿Y cómo podrían hacerlo, si en la localidad no tenemos agua?

2) Usar tapabocas.

¿Qué diga de dónde sacarlos, pero que sean efectivos, para no andar como él escupiendo incoherencias?

3) Mantener la sana distancia.

¿Así como él lo ha hecho, desde que asumió el cargo, distanciándose del pueblo?

4) No saludar de beso.

¿Entonces por qué él besa en la mejilla a sus colaboradores varones?

5) Mantenerse en casa.

¿Esto porque las calles y avenidas son intransitables por los baches?

6) No tener reuniones donde compartan más de cinco personas.

¿Sólo en las bacanales del tesorero municipal, José Alfredo Peña Rodríguez?

7) Cuidar la limpieza exterior de los hogares.

¿Cuando el camión recolector de basura no atiende el servicio, no por falta de ganas de los trabajadores de limpia sino por mandarlos a la guerra sin fusil (cubrebocas, gel antibacterial, uniformes, etcétera?

Por si fuera poco, las fugas de agua en toda la ciudad inundan calles y avenidas –observo una en el 17 Morelos, a media cuadra de la Presidencia Municipal–, facilitando la propagación del dengue, chikungunya y zika cuya presencia está latente.

Sin embargo el alcalde dice estar ‘relajado’; y contribuyendo a evitar la propagación del coronavirus, cuando en realidad nadie lo toma en cuenta.

Y es que las medidas sanitarias lo rebasan.

Así lo entienden los empresarios, vendedores ambulantes, los mismos trabajadores del Ayuntamiento (a su cargo) y los contribuyentes.

De cualquier forma él, en un desplante oportunista (y hasta jocoso) ha salido a la calle a repartir cubrebocas sonriéndole al regalo de mentadas… (dulces para endulzarse el paladar).

¿Y sus colaboradores?

Ilusamente enviando menajes, a través de las redes sociales, como si alguien les creyera.

Lo cierto es que el tal ‘Xico’ culpa a los pobladores de que Victoria sea el epicentro del coronavirus en Tamaulipas.

¡Vaya!, estupidez.